Adolfo Aguilar Zinser/ Soberanía y crimen organizado
| Autor | Adolfo Aguilar Zinser |
En 1997 el Secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, declaró: "La autoridad del Gobierno y la sociedad civil están crecientemente amenazadas por las redes del crimen trasnacional, narcotráfico, lavado de dinero y terrorismo. El acceso de los bajos mundos del hampa a la información sofisticada, a las tecnologías, a los armamentos modernos lo mismo que a varios de los instrumentos a partir de los cuales la economía global de mercado funciona, incrementa grandemente el poder potencial y la influencia de estos grupos, lo cual representa una amenaza al Estado de Derecho y a la integridad de las instituciones económicas y políticas. Para ambos, los países industrializados y los países en desarrollo, éste es un asunto de preocupación creciente respecto al cual la cooperación internacional es esencial". Estas palabras del Secretario general de las Naciones Unidas pronunciadas hace ya cuatro años son cada día más pertinentes y actuales. El crimen organizado a nivel internacional muestra tener una gran capacidad de maniobra, una inmensa flexibilidad y una habilidad para transformarse y adaptarse a las circunstancias cambiantes. Las palabras del Secretario general aluden al hecho de que el crimen organizado es un fenómeno transnacional vinculado estrechamente con la globalización que, por tanto, los esfuerzos por combatirlo no pueden circunscribirse a los espacios nacionales.
Desde fines de la década pasada la Interpol había ya identificado las áreas específicas en donde se manifiesta la acción de las organizaciones criminales internacionales. Estas incluyen el tráfico de drogas, el tráfico de armas y de materiales radiactivos, el tráfico de seres humanos y la explotación a través de la prostitución, el tráfico de antigüedades, joyas y piezas arqueológicas, las apuestas, el fraude a las instituciones financieras, el contrabando y el control de mercados negros, el robo de automóviles y los secuestros. Desde esta perspectiva, es evidente que muchos de los delitos considerados en México del orden común que más dañan a la población pueden estar vinculados a mafias internacionales. Esto quiere decir que las competencias jurisdiccionales que definen a quién toca combatir qué delitos resultan cada vez más inadecuadas. Dadas las dimensiones bajo las cuales opera la delincuencia moderna es necesario redefinir las atribuciones legales de distintas instancias de procuración de justicia e investigación de delitos para generar mecanismos nuevos de...
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