Adolfo Aguilar Zinser/ El nuevo Lula

AutorAdolfo Aguilar Zinser

Finalmente y al cabo de cuatro intentos, Luiz Inácio da Silva,"Lula", fue electo Presidente de Brasil con más de 52 millones de votos, un contundente 61 por ciento del electorado. Este es el más amplio margen de votación alcanzado en la segunda vuelta por ningún otro candidato presidencial en la historia de esa gigantesca nación habitada por 175 millones de personas.

Para muchos brasileños que por varias décadas vieron a Lula perseverar, levantarse de la derrota, recomponer una y otra vez su liderazgo y mantener el control y la lealtad de su partido, el Partido de los Trabajadores, su victoria es sencillamente el cumplimiento de un designio: estaba escrito que Lula sería Presidente de Brasil. Lo que no está escrito es la suerte que habrá de correr su Presidencia.

Cualquiera que hubiese sido el resultado electoral, el nuevo Presidente de Brasil enfrentará dificultades monumentales. El reto es recuperar el ímpetu de su magna economía, hoy estancada, y al mismo tiempo atender las demandas de los 45 millones de habitantes que viven en la miseria, 25 millones de ellos en condiciones extremas.

Se calcula que este año Brasil crecerá sólo 1.1 por ciento. A ese ritmo de actividad económica no será posible ni incrementar los gastos sociales sin desfondar las finanzas públicas, ni hacer frente a los compromisos de pago de una deuda externa neta que hoy alcanza los 172 mil millones de dólares, es decir, el 40 por ciento del PIB.

Mantener la solvencia financiera, evitar un colapso y encontrar el camino de la recuperación habría sido en todo caso la tarea a la que se habría abocado el nuevo Presidente de Brasil, quien quiera que hubiese sido. Sin embargo, para Lula la cima que habrá de alcanzar está a mucha más altura y el trayecto será bastante más escarpado.

Para este dirigente sindical, el reto es responder en condiciones económicas angustiosas, con el escepticismo de los grandes centros financieros y la volatilidad de las inversiones, a las impacientes demandas de sus principales seguidores, los más pobres desposeídos y marginados de Brasil. A partir del primero de enero Lula será por efecto de su ideología política, de su programa electoral, de su popularidad, sencillez y simpatía, para sus partidarios, el Presidente de las esperanzas, el defensor de los desposeídos frente a la globalización y, en contraste, para sus detractores, el "Presidente rojo".

La realidad social brasileña poco ha cambiado desde que Lula y sus correligionarios fundaron el PT...

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