Adolfo Aguilar Zinser/ Mirada de mujer

AutorAdolfo Aguilar Zinser

Luego de que hace más de 17 años la revista National Geographic dio a conocer a Sharbat Gula, la niña afgana que conmovió al mundo con sus profundos ojos verdes, hoy, a sus casi 28, 29 o quizás 30, su cruda y avejentada mirada refleja los estragos de la discriminación, la violencia y la represión a la que ha estado sujeta. Para muchos, su desolación es producto de circunstancias específicas y exclusivas de las mujeres afganas, pero, en realidad, los avatares que las demás mujeres en el mundo enfrentan no están tan alejados de las violaciones y vejaciones que esta mujer, antes niña, ha sufrido durante su existencia.

El 8 de marzo pasado se celebró el Día Internacional de la Mujer y, aunque la condición de las mujeres ha mejorado notablemente, la equidad de género sigue siendo una de las asignaturas pendientes de todas las naciones. En mayor o menor medida, las mujeres han estado sujetas a la marginación y padecen todas las formas de injusticia generadas y agravadas por su condición femenina. Si analizamos las estadísticas, según la Organización de las Naciones Unidas, las mujeres representan el 70 por ciento de los más de 1.3 miles de millones de personas que viven en extrema pobreza. Se estima, incluso, que 900 millones de mujeres tienen ingresos menores a 1 dólar por día y que en las últimas dos décadas la pobreza de las mujeres se ha incrementado en un 50 por ciento. En los países industrializados, donde la distribución de la riqueza es más igualitaria, la mujer goza de la capacidad de elegir, de acuerdo a sus intereses y condiciones, entre diversos trabajos que cada vez son mejor remunerados. En cambio, en el resto del mundo las oportunidades de trabajo para las mujeres se limitan a aquellos empleos destinados a los servicios y a la economía informal, dejando de lado sus capacidades intelectuales y conocimientos. Por si fuera poco, luego de que sólo algunas mujeres logran sortear exitosamente las limitaciones para conseguir trabajo, en muchos países de Asia, Africa y Latinoamérica, sus sueldos son menores a los de los hombres entre un 20 y un 50 por ciento. Todo ello demuestra que, aunque la lucha por la igualdad económica ha generado avances, todavía persiste una fuerte asociación entre la inequidad de género y la pobreza.

Por otro lado, aunque la mujer constituye más de la mitad de la población mundial, sus intereses e inquietudes tienen todavía escasa representación. Aun cuando cada día más mujeres participan activamente en la toma de...

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