Adolfo Aguilar Zinser/ México-EU hacia la madurez

AutorAdolfo Aguilar Zinser

La relación entre México y Estados Unidos parece haber alcanzado un nivel de madurez y entendimiento cualitativamente superior respecto de aquella sostenida en el pasado. Esto se ha hecho evidente en la visita de Estado ocurrida esta semana.

La bienvenida dada por el Presidente George Bush a su homólogo mexicano Vicente Fox a su llegada a la Casa Blanca, deja constancia del peso y significación que México ha adquirido en la visión de la política exterior estadounidense. En este encuentro, Bush dijo que "no existe una relación en el mundo de mayor importancia para los Estados Unidos que aquella que tenemos con México".

En este acto se reconoció y dio cuenta de la importancia de la vecindad común; de la sociedad comercial entre ambos países; de la amistad entre los dos pueblos; de los intereses comerciales recíprocos; de las aportaciones culturales mutuas; de los lazos familiares a uno y otro lado de la frontera; así como del marco de retos y oportunidades para abordar con respeto, confianza y libertad, asuntos cuya solución requiere de la cooperación y responsabilidad de ambos países: migración, medio ambiente, drogas, crimen, corrupción y educación.

Más allá de la cuestión meramente discursiva que pudiera interpretarse como una simple manifestación de buena voluntad y simpatía personal entre ambos Mandatarios, por primera vez se hace un reconocimiento y referencia a los elementos duros y objetivos, derivados de una realidad histórica existente, que dan sustento a una nueva relación bilateral sin precedentes.

Uno de los cambios más notorios a este respecto y que delinean una disposición y actitud distintas, se observa en la receptividad de Estados Unidos para con las iniciativas mexicanas, que incluso le han ganado a Bush críticas de analistas en el sentido de que ha perdido la iniciativa en la relación con México, el cual determina ahora los temas, pauta y ritmos de la relación.

Dada esta situación inédita, el desafío del actual Gobierno mexicano consiste en aprovechar y traducir esta nueva disposición y receptividad en la construcción de una relación sólida y duradera en la que prevalezca la voluntad de alcanzar acuerdos que respondan a los intereses de México, a la par de satisfacer las necesidades estadounidenses encontrando fórmulas y condiciones equilibradas, equitativas, justas y benéficas para ambos.

En lo tocante a la construcción de acuerdos en materia de seguridad, la relación que predominó entre ambos países estuvo limitada por...

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