Adolfo Aguilar Zinser/ Argentina a la distancia

AutorAdolfo Aguilar Zinser

Las imágenes que esta semana Argentina le ha mostrado al mundo son unas de desolación e inestabilidad total. El Presidente argentino, Fernando de la Rúa, acorralado por las exigencias sociales y económicas de centenares de saqueadores y miles de manifestantes, renunció el día de ayer después de haber declarado un estado de sitio y al cabo de la renuncia de su Gabinete, incluido su controvertido Ministro de Economía, Domingo Cavallo.

En este caso, las percepciones del caos público reflejan en buena medida la amarga realidad que vive el pueblo argentino. La crisis es una combinación de una errónea política económica instrumentada desde hace más de una década, de una política interior paralizada por las pugnas entre las diferentes fuerzas políticas de ese país y de la creciente violencia social provocada por el desempleo y la pérdida del poder adquisitivo. El recuento de los daños responde a la falta de crecimiento económico desde 1998, al récord histórico de 2.5 millones de desempleados y al congelamiento parcial en el retiro de depósitos bancarios como medida urgente para frenar la fuga de capitales.

La recesión económica en Argentina ha hecho de las calles el escenario principal. La situación alcanzó su punto más álgido cuando desde el pasado viernes grupos de personas, entre ellos mujeres y niños, han irrumpido a las puertas de los supermercados y pequeños comercios para apoderarse de alimentos y toda clase de bienes y enseres. Los disturbios han generado ya un saldo de más de 20 muertos ante la mirada impávida de la Policía y son un síntoma inequívoco del rechazo al Gobierno de casi el 80 por ciento de los argentinos. Las buenas intenciones quedan de lado cuando no existe una ruta certera de soluciones y, peor aun, cuando la población no tiene qué comer.

El Gobierno del ahora ex Presidente Fernando de la Rúa se conformó a partir de un proceso electoral en el que se planteó la reorganización de la democracia argentina, maltrecha por las veleidades del Gobierno de Carlos Saúl Menem. En este sentido, de la Rúa llegó al poder a la cabeza de una amplia coalición en la que diferentes fuerzas políticas, que van desde el centro derecha hasta la izquierda social integrada en el Frepaso, se conjuntaron en torno a un ambicioso programa de cambios. El optimismo y las expectativas que despertó el triunfo de De la Rúa y de su coalición auguraban a Argentina una era de transformaciones y de modernización política rica y dinámica. Sin embargo, la...

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