Adiós, oh patria mía

AutorAndrés Henestrosa
Páginas394-397
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ANDRÉS HEN ESTROS A
Cuando en mayo de 1869 se confirió a Juchitán los títulos de Villa, estas
festividades se reunieron en un solo periodo: en los últimos días de ese mes,
bajo la denominación de Fiestas Titulares, por celebrar aquellos títulos, que
luego algunos convirtieron en Fiestas Primaverales, por razón de ocurrir du-
rante la estación primaveral. Pero de las tres denominaciones, la de Velas es
la que ha venido a quedar. La palabra “vela” se ha prestado a gran número de
interpretaciones, no teniendo otro significado que el de velar, estar despierto,
mientras los cirios, o velas, se consumen.
La serie se inicia con la Vela Biadchi, que quiere decir “Fiesta de la cirue-
la”, cuya cosecha se levanta justo en esos días, y se continúa con la denomina-
da Vela Pipi, o pequeña y primorosa, que todo lo perfecto y primoroso suele
ser escaso y mínimo. A l mediar la temperatura, se festeja a los dos patrones:
a San Isidro Labrador, patrón de los españoles, y a San Vicente Ferrer, patrón
de los juchitecos.
Entre los ritos, destaca la “regada de frutas” entre la multitud que presen-
cia los desfiles de carretas que se adornan con matas de plátano, arrancadas
de cuajo, cargadas de frutos, con las ruedas pintadas, y que tiran bueyes ador-
nados con flores y cadenas de papel de china; el otro rito es la materialización
de un versículo de los Evangelios : el de los pescadores que en las esquinas
“pescan” hombres como Simeón y Andrés y Pedro que, de acuerdo con la pa-
rábola cristiana, dejan de pescar en el mar y se hacen pescadores de hombres
en la tierra.
Por la noche, bajo grandes toldos, se instala el salón de baile, fastuosamen-
te adornado; las juchitecas, vestidas con sus más ricas galas, danzan hasta el
amanecer.
Tales son, lector, las Velas de Juchitán.
3 de junio de 1956
Adiós, oh patria mía
Un artículo de Alicia Müller de Trelles, publicada en la Revista de Cultu ra
Mexicana hace unos domingos, titulado “Juárez y la Emperatriz Carlota” me
han hecho recordar algo que es el punto de partida de la célebre canción re-
publicana a Mamá Carlota, ahí aludida: la barcarola “Adiós, oh patria mía”

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