Las adicciones, una enfermedad

AutorIsrael Sánchez

Con sus investigaciones sobre cómo las drogas afectan el funcionamiento del cerebro humano, la neurocientífica Nora Volkow ha contribuido a demostrar que las adicciones constituyen una enfermedad crónica.

Es decir, una condición médica a raíz de un problema bioquímico que impide controlar los impulsos, y no una falla moral ni una debilidad del carácter o la voluntad, como conservadoramente se ha estigmatizado a las numerosas personas que lidian con el abuso de sustancias.

Pero tal prejuicio está tan arraigado, incluso entre el propio gremio médico, que ha obstaculizado la plena aceptación de la drogadicción como un trastorno cerebral que requiere atención de los especialistas y tratamiento en el sistema de salud, apunta Volkow, psiquiatra investigadora nacida en la Ciudad de México, en 1956.

"Al mismo tiempo, se invierte en cárceles para penalizar a las gentes que están tomando droga. Entonces, tenemos un sistema de leyes que no tiene nada que ver con lo que la ciencia nos está mostrando que son las adicciones", critica en entrevista remota la científica mexicana, directora desde hace 19 años del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA, por sus siglas en inglés), en Estados Unidos.

"Es por eso que decidí hacer este cambio de ir de la carrera de investigación a tomar un puesto administrativo que me permite dirigir cómo se va moviendo la ciencia, cuáles son las áreas más importantes de acelerar para poder llegar a cambiar esa cultura que tenemos de penalización y de ignorar la responsabilidad de evaluar y ayudar a las personas con un abuso de drogas problemático".

Previo a esta elección de encabezar el NIDA, instancia que más financiamiento aporta en el mundo para la investigación sobre el impacto que tiene en la salud el consumo y abuso de drogas, Volkow realizó un trabajo pionero analizando imágenes del cerebro para identificar de qué manera tales sustancias afectan las funciones de dicho órgano.

Particularmente, sus estudios documentaron que los cambios en el sistema de dopamina -neurotransmisor que satura el cerebro durante el uso de algunas de las drogas más adictivas- afectan las funciones de las áreas que participan en la recompensa y el autocontrol, en la sección frontal del cerebro.

"Un día, cuando estaba revisando las imágenes, me di cuenta que podía diferenciar quién era un sujeto normal y quién un sujeto con adicciones, con base en la falta de actividad en la corteza frontal. Era claro, rotundo total", recuerda la neurocientífica. "De ahí empecé a trabajar para entender cuál es el involucramiento de la corteza prefrontal en las adicciones".

Lo que la llevó hasta ese punto fue su fascinación inicial por comprender el funcionamiento del cerebro, y en especial cómo con la esquizofrenia se pierde la capacidad para distinguir lo que es...

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