Ni adiós le pudieron decir

AutorRoberto Zamarripa

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ARROYO SECO, Tab.- En esta choza apenas caben cinco pero, según su dueño, tenía cocina, comedor, recámara y hasta un patio.

Eso parecía ser porque sólo queda la estructura hecha de tablas amartilladas y viejas y la leña arrumbada. No hay muebles, no hay nada. Sólo una mesita que tiene encima una casita roja de plástico, el único juguete que sobrevivió a la inundación, y la veladora encendida para que el agua los deje en paz.

En Arroyo Seco viven unas 502 personas de las 45 mil 200 que pueblan Tacotalpa. Acá vino el viernes el Presidente Felipe Calderón, quien hace un año era prácticamente un desconocido en Tabasco y ahora parece como el salvador. En esta entidad, en el 2006, tuvo sus peores récords de votación como candidato presidencial y un año después su staff hace las mejores cuentas de popularidad luego de las visitas realizadas a propósito de las inundaciones.

Por eso lo llevan a la choza de madera del campesino Fernando Martínez, quien sin mucho aspaviento narra al Presidente lo que el agua se llevó. "Se me fue todo el comedor", dice en medio de la estancia sombría de seis por cuatro metros, que es iluminada en su interior por la luz del sol que se cuela entre las rendijas que dejan las tablas mal puestas, por donde también seguro la semana pasada se les metió el agua.

El Presidente mira compungido y al ver el desastre de casa se atreve a preguntar por uno de los programas de Gobierno: "¿Y aquí hay Piso Firme?".

Los ojos de tristeza de Fernando brincan y la voz se le quiebra: "No, señor, aquí es pura tierra", y para demostrarlo arrastra el pie sobre el lodo, material del piso de su estancia. El Gobernador Andrés Granier trata de terciar: "Ya va a llegar, señor Presidente", pero nada repara lo que pareció una pieza de humor negro.

Fernando pide ayuda para conseguir ropa, muebles nuevos y arreglar su choza, que seguro al próximo ventarrón se va a caer.

...

En Berriozábal, Chiapas, los damnificados se apretujan en el albergue instalado en el auditorio municipal. Les han dicho que llegará el Presidente y que hay que aplaudirle. La gente es cándida y agradecida.

En un esquina del auditorio, atrás de los cercos que siempre le ponen al Presidente, Arcadio García y Alberto Vázquez, representantes de las comunidades de Las Camelias, El Divisadero y Benito Quezada, echan vista al recorrido que hace Calderón por el albergue. Sus comunidades, dicen, están ubicadas por la caseta de cobro a Cosoleacaque. De ahí, se caminan tres kilómetros...

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