Tiempo de Negocios / Accenture retrasó seis meses el SIAREFI y EDS infló información; chocan con el IMSS

AutorDarío Celis Estrada

La historia de la adjudicación del llamado SIAREFI del IMSS ha estado plagado de irregularidades, mismas que hoy están haciendo crisis y amenazan con desbordarse.

En el epicentro del conflicto están los dos proveedores de tecnología: Accenture y EDS. Puede decirse que los retrasos de la primera arrastraron a la segunda, que no tenía experiencia en el sector gobierno.

El famoso proyecto se dividió en dos tramos. En agosto del 2003, el organismo que dirige Santiago Levy le dio a Accenture, que lleva Eugenio Kuri, un contrato por unos 12 millones de dólares para desarrollar todo el diseño.

El convenio consistió en realizar toda la reingeniería del sistema institucional de afiliación, recaudación y fiscalización de ese Instituto. Pero Accenture tuvo muchísimos problemas para cumplir los plazos.

La firma debió entregar en enero del 2004 y no fue sino hasta junio de ese año. Problemas de eficiencia y calidad obligaron a rehacer sobre la marcha los trabajos. Durante esos 10 meses desfilaron tres diferentes equipos de trabajo.

También el IMSS puso su grano de arena. La segunda parte del SIAREFI, que consistía en el desarrollo de la plataforma tecnológica, tuvo sus bemoles. Fueron tres licitaciones las que se realizaron, hasta obtener un ganador.

La primera fue en junio del año pasado y sólo entró IBM, de José Decurnex, pero su propuesta fue desechada. En octubre el IMSS volvió a convocar y nadie participó. En diciembre fue el tercer intento.

Entraron Hildebrando, ligada a Telmex y que dirige Diego Zavala; la segunda fue Neoris, empresa de Cemex que maneja Claudio Muruzabal; nuevamente IBM y la última EDS, aún bajo la conducción de Mauricio Baranda.

En enero del 2005 se le adjudicó a EDS, tras ofrecer un precio cercano a los 22 millones de dólares y a partir de ahí iniciaron los trabajos. El proyecto de por sí ya era complicado porque EDS cargó con las deficiencias de Accenture.

Pero lo más delicado es que habría inflado la información para ganar el contrato. Fuentes cercanas al proceso aseguran que el precio no empataba con la complejidad de los trabajos por hacer, lo que después se evidenció.

Por ejemplo, EDS requería alrededor de 400 expertos en Java que no tenía, además de la certificación CMM para cumplir con la calidad. Los plazos se empezaron a desfasar y la compañía prendió los focos de alerta.

Vaya usted a saber las verdaderas razones, pero Baranda fue promovido a un nuevo puesto en Estados Unidos y su lugar fue ocupado por Pablo Gómez...

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