Academia de la playa: suiza ve por lugareños acapulqueños

(Material transmitido por el Servicio Sindicado el pasado 6 de diciembre)ACAPULCO, Gro., diciembre 14 (EL UNIVERSAL).- Son las cinco de la tarde, Albina llega corriendo, deja en los toldos sus cosas: una mochila, collares, jarros pintados y caracoles. Se acomoda en la silla y comienza la clase. Esta tarde de noviembre tiene que aprender a conjugar la "r" con las vocales. No pierden tiempo, el profesor Francisco Camacho hace un recordatorio; Albina repite: "a, e, i, o, u". Ahora vienen las sílabas: "ra, re, ri, ro, ru". Se pone nerviosa, admite que no tiene buena memoria para las lecciones.

Dice que por eso su papá no la dejó estudiar y desde que tenía siete años de edad la mandó a las playas a vender las artesanías que elaboran en su pueblo, San Miguel Tecuiciapan, en Tepecuacuilco, sobre el río Balsas. Albina Salgado es nahua, tiene 52 años, y desde pequeña recorre las playas y centros turísticos del país vendiendo las artesanías que se elaboran en su pueblo. En esos recorridos, a los 14 años conoció a su esposo en Cuernavaca, Morelos. Dos meses después se juntaron. Tuvieron seis hijos, tres murieron, no lograron vivir más de un año. Los que viven, ninguno está a su cargo.

Hace 10 años decidieron quedarse en el puerto de Acapulco: su esposo pinta las artesanías y Albina camina 10 kilómetros de playa ofreciendo a los turistas los jarrones, los platos. Albina es bajita, robusta, con su cabello largo y con la piel curtida por el sol. Viste como lo hacen en su pueblo: con enaguas, mandil y huaraches de plástico.

Todos los lunes y miércoles, de cinco a seis de la tarde, hace una parada en la playa Magallanes. Deja de vender y se pone a estudiar. Albina es una de las estudiantes de la Academia de la playa.

La mujer quiere aprender a leer y a escribir porque ya se cansó de preguntar dónde está el autobús que la lleva a su pueblo. También, dice, es un pendiente: le hubiera gustado ayudar con sus tareas a sus hijos cuando eran pequeños. Esta tarde, aprendió a deletrear la oración "Ramón corre rápido".

Clases a la orilla del mar

La Academia de la playa es un par de toldos, sillas prestadas y tres pizarrones montados a la orilla del mar. Seis profesores voluntarios enseñan a leer, escribir, matemáticas, inglés y regularizan a los vendedores ambulantes y a sus hijos. No hay un calendario establecido, las clases dependen de los estudiantes y ellos de los turistas. Si las playas están llenas, los vendedores y sus hijos prefieren seguir recorriéndolas...

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