Abraham F. Lowenthal / Viaja George W. Bush a América Latina

En diciembre de 1994, un emproblemado presidente Bill Clinton, recién derrotado en las elecciones del Congreso a mitad de su mandato, de igual manera recurrió a América Latina para restaurar una sensación de liderazgo en la Cumbre de Miami. Los presidentes y primeros ministros reunidos de América Latina -de todos los países excepto la Cuba de Fidel Castro- apoyaron la visión estadounidense de un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) para el 2005 y el "espíritu de Miami" fue proclamado triunfalmente.

La Cuba de la actualidad ya no está sola en la defensa de enfoques contrarios. En Venezuela, Hugo Chávez proclama la Alternativa Bolivariana al ALCA, habla de llevar a Venezuela hacia el "socialismo del siglo XXI", consolida el poder personal, ataca al presidente Bush y viaja por el globo distribuyendo dádivas en busca de influencia. Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador y Daniel Ortega en Nicaragua están alineados con Chávez. En Perú, México y Costa Rica los candidatos de oposición, también contrarios a la visión de Miami, estuvieron sumamente cerca de ganar el poder durante el 2006.

Muchos observadores hablan en tono amenazante de la marea "roja" o "rosa" de una creciente actitud antiestadounidense en toda América Latina, y del supuesto surgimiento de la influencia china, rusa e iraní. Hacen un llamado al presidente Bush para que restaure el estatus de Estados Unidos con una visión panamericana renovada.

El presidente Bush debe rechazar la opinión de que las relaciones entre Estados Unidos y América Latina se han deteriorado drásticamente y debe evitar las antiguas recetas para la armonía interamericana.

De hecho, hubo menos del espíritu de Miami de lo que parece. Ni Estados Unidos ni ningún país latinoamericano importante estuvieron de hecho preparados alguna vez para hacer grandes concesiones a expensas de poderosos intereses nacionales a fin de asegurar un ALCA.

También hay menos del supuesto giro a la izquierda de América Latina de lo que sugiere la omnipresente publicidad exagerada de los medios. Lula en Brasil, Bachelet en Chile, Vásquez en Uruguay, Kirchner en Argentina y Fernández en la República Dominicana todos vienen de la izquierda, pero tienen poco en común con sus predecesores de la Guerra Fría. No menosprecian la "democracia burguesa" sino más bien abogan por un gobierno democrático efectivo. No favorecen las economías centralmente planeadas, un gran papel del Estado en la economía y proyectos públicos...

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