Escrutinio/ Aborto: ¡Demasiado Ruido!

AutorSergio Lujambio

A cuenta de los legisladores panistas guanajuatenses y de los perredistas capitalinos nos traemos en todos los medios, un debate sobre el que nunca va a haber consenso, como ya lo han dicho tantas hábiles, documentadas e inteligentes personas. Se trata, a fin de cuentas de discernir entre el derecho a la vida, de un ser que ya puede considerarse otro, y el derecho de la mujer a querer ser o no portadora de esa otra vida, (o hasta a considerarla como tal hasta una cierta fecha de gestación, con lo cual nos inscribimos nuevamente en los medievales debates sobre la condición portadora de espíritu o alma de las mujeres, luego de los indígenas y finalmente de los fetos, desde aquellos tiempos) en un cierto plazo o por unas ciertas razones. Es, a fin de cuentas, una decisión que se circunscribe al ámbito de la conciencia, de las creencias y convicciones, tanto de la mujer como de o de los médicos. Y ese ámbito, traducido a la vida real, es mucho más duro que hipotetizar sobre ello.

Conozco cuatro casos que me gustaría relatar, respecto de la vida real de los abortos, y su afectación en la conciencia. El primero el de una mujer treintañera, soltera, alegre, trabajadora, responsable. Se embarazó y decidió que su circunstancia de entorno (padres ancianos a quienes mantener, sin marido, sin ingresos como para 4 bocas, y muchas más), eran impropias para tal. Abortó. Por supuesto clandestinamente y en condiciones de sanidad muy cuestionables. Tiempo después se obsesionó con la maternidad a cualquier precio, y lo consiguió también. Ambas decisiones pesan sobre su conciencia y han pasado largos años. No es la misma y no se si volverá a serlo, pero aquel aborto la marcó. Fue una decisión de conciencia, que vista en retrospectiva fue muy mala pues desencadenó un cambio en su personalidad que la convirtió en un ser muy difícil para la convivencia, y la obsesionó con una maternidad que le negó padre a su hija. ¿Carga culpas? Si así es ¿lo sabe o reconoce?. El hecho objetivo es que se echó a perder la vida (y la de quienes le rodeaban, o siguen)

Por otro lado, conozco el caso de una mujer violada tumultuariamente por unos albañiles, lo cual es un caso muy atípico de violación, pues generalmente ocurre por gente cercana. Quiero que sepa el señor obispo Sandoval que vestía con toda propiedad y decencia, y de paso que también hay casos de monjas violadas, y los índices no son mayores en Veracruz o Acapulco ni ningún sitio donde se usan ropas que tapan poco. El...

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