Abel Hibert/ Pero eso sí, ¡viva México!

AutorAbel Hibert

Los tristes acontecimientos de la semana pasada relacionados con el asunto del Renave y que culminaron con el suicidio de un joven servidor público, nos llevan a reflexionar sobre la realidad que enfrentan actualmente los funcionarios y sobre cómo ha desaparecido el aura que en el pasado significaba tener un alto puesto en el Gobierno Federal.

Tradicionalmente, una alta posición en la administración pública se relacionaba con el poder, los privilegios, la guaruriza, la exhibición en los medios, la invitación a los círculos exclusivos y, obviamente, la posibilidad de seguir ascendiendo en la pirámide burocrática.

Ser funcionario también representaba en algunas ocasiones el aseguramiento de un futuro económico promisorio por varias generaciones. Y, si quedaba tiempo, a lo mejor hasta se buscaba realizar alguna acción en beneficio de la sociedad, la que finalmente costeaba los emolumentos.

Pero hubo tres factores que cambiaron el entorno en el que se desenvolvían los funcionarios públicos.

En primer lugar, la crisis económica de 1982 provocó que se acabaran las épocas de jauja, de "administración de la abundancia" y de "arriba y adelante". Desde ese momento la necesidad de balancear el abultado déficit público obligó al Gobierno Federal a tener más cuidado en el manejo de los dineros de la nación, viéndose en la necesidad incluso de aplicar un severo programa de austeridad que repercutió también en las percepciones de los empleados de gobierno.

Otro factor que ayudó a tener mayor cuidado con el manejo de los fondos públicos fue el desarrollo de la democracia y la participación de los partidos de oposición en las decisiones del país.

Y en tercer lugar está la mayor injerencia de los medios en la vida pública.

Ya ningún funcionario, sea del partido que sea, puede escapar al escrutinio severo y minucioso de los medios de comunicación, por lo que cualquier desviación de recursos, por mínima que sea, ocuparía las ocho columnas de un periódico de circulación nacional, o se convertiría el tema central de los noticieros nocturnos.

Los medios han puesto candados sumamente estrechos y exigentes en el manejo de los caudales públicos y en las atribuciones de los funcionarios. El resultante ha sido menos recursos que manejar por parte de los funcionarios y más vigilancia sobre su manejo.

A lo anterior, habría que agregar la llegada a las oficinas públicas de jóvenes con buenas y sólidas preparaciones académicas, con conocimientos profundos y especializados...

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