“A mi nieta se la robaron con engaños en el DIF”

HERMOSILLO, Son., agosto 29 (EL UNIVERSAL).- “A mi nieta se la robó Vladimir Alfredo Arzate Carbajal, ese funcionario que ahora está acusado de vender niños”, denunció María Concepción Parra Serrano.

La señora, de 50 años de edad, vive en una humilde casa de retazos de lámina de cartón y madera en la populosa invasión Combate, ubicada a la salida norte de esta capital.

Relató que con engaños, el 7 de mayo de 2013 su hija Francisca Guadalupe Campos Parra entregó al DIF a su nieta que lleva por nombre Rosario Imelda Campos Parra.

A los 27 años, Francisca Guadalupe, con problemas de drogadicción, dio a luz a su hija el 18 de julio de 2012 en la Comisaría Miguel Alemán de la costa de Hermosillo.

Luego de cuatro meses, la señora Parra se hizo cargo de la menor ya que su hija no la podía cuidar.

Francisca Guadalupe regresó por la niña el 6 de mayo de 2013 y al día siguiente la entregó al DIF.

El 9 de mayo, María Concepción se enteró que la niña fue entregada al DIF y llevada a la casa hogar Unacari, por lo que el 10 de mayo acudió al sitio a reclamarla, pero no le dieron información de la menor.

La mujer recordó que se entrevistó con Vladimir Arzate Carbajal, subdirector de la Procuraduría de la Defensa del Menor y la Familia, quien le mostró el expediente y le señaló la firma de su hija y dos testigos. Había perdido todos los derechos.

“La niña fue entregada voluntariamente, nadie se la quitó”, le dijo el funcionario con un folder con papeles.

Aun así le pidió que la asesorara para quedarse con su nieta y que le permitiera verla, pero fue inútil, Arzate Carbajal le aseguró que la menor tenía un problema en la cabeza y que había sido trasladada al hospital infantil.

“Yo sabía que no tenía problemas de salud porque la cuidé por varios meses, estaba sana”, explicó la señora Parra Serrano.

Luego de pedir ayuda a una abogada social en agosto de 2013, Arzate Carbajal les informó que había contactado al padre de la pequeña que estaba preso y en el reclusorio, y que, junto con la madre, habían firmado un documento para enviarla a Sinaloa con los abuelos paternos.

Esa fue otra mentira, “porque el padre nunca la reconoció, no hubo firmas”, dijo María Concepción.

La abogada y la abuela regresaron una y otra vez a Unacari a buscar a Rosario Imelda, hasta que un día Arzate Carbajal les dijo que no había expediente de la niña. La abuela recordó que una trabajadora social de Unacari le advirtió...

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