Don't stop me now

FJ Koloffon

EL UNIVERSAL"No debemos ir por la vida buscando quitarle sus marcas a otros, esas son de ellos. Se trata más bien de superar las nuestras, de mejorar los récords que nos pertenecen a nosotros", le dijo Odilón Cuahutle Rojas a Madaí Pérez cuando se convirtió en su entrenador en el año 2000.

Antes, desde los 11 años, Madaí ya había dejado ver su espíritu guerrero, y los que muestran esa esencia al mundo, se abren a que un descubridor de espíritus aguerridos les ponga el ojo encima y no los suelte sino para impulsarlos al universo de posibilidades en que se convierte la vida para los osados.

En la primaria de su natal Hueyotlipan (que significa camino grande), el profesor de educación física identificó a Madaí apenas la vio correr. Enseguida vislumbró el espíritu de aquella niña desenfadada. Entonces, la puso a competir con los niños, y en el patio de aquella escuela rural impuso su primer récord: les ganó a todos.

A los 23 años debutó en la prueba de la maratón en Chicago, donde chocó contra el famoso muro que padecen tanto los maratonistas. Tres años después, en 2006, regresó a "La Ciudad de los Vientos" y lejos de enfrentarse otra vez con la durísima pared, la tlaxcalteca atravesó la resistencia y el tiempo por un pasadizo secreto. "Ese día fui por mi marca, no tenía otro objetivo. Ni siquiera arranqué con el grupo puntero, yo iba a lo mío, a bajar mis 2:27 a 2:24. Sin embargo, algo sucedió, había transcurrido...

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