Don't stop me now

De caminos y puentesFJ Koloffon

EL UNIVERSALA las 8:30 p.m. del domingo pasado, momento favorito de las crisis existenciales para llegar a casa, me preguntaba acerca de mi destino, del porvenir y del propósito de la vida, cuando de pronto sonó el timbre.

Contesté y una mujer de voz joven me preguntó cuál era el camino al que se refería el letrero de la fachada de la casa, que pone: "La vida no es caminar por una alfombra roja, es seguir el camino amarillo".

A partir de que corro, hace mucho tiempo, soy bastante consciente de la importancia de los caminos, toda vez que es a través de ellos que se transita por la existencia y se trasciende. Por eso es vital saber elegirlos, aunque cierto es también, como reza la canción, que en realidad no hay caminos, sino que uno los hace al andar.

Hay quienes prefieren el camino largo y los que se van mejor por el atajo, los que corren en bola y hablan hasta el cansancio, los que van recto, los que dan vueltas, a los que les gusta el asfalto, o el tartán, o el campo traviesa. Están los de las selfies, los que mensajean y los que en su playlist llevan a Cerati o The Long and Winding Road.

Hay los que optan por el silencio y los que disfrutamos ir solos. Para unos el camino parece eterno y para otros, como Alexa Moreno, se reduce a 20 pasos a toda velocidad que concluyen en un salto de caballo con dos giros mortales para alcanzar un podio histórico en el Campeonato Mundial de gimnasia.

Al correr, algunos rezan, otros discuten, hay a quienes les llegan ideas, los que se llenan de fuerza, los que se debilitan, los que confabulan, aquellos que fantasean con la persona de...

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