El 68 cultural

AutorFrancisco Morales V., Yanireth Israde, Lourdes Zambrano y Erika P. Bucio

Libros, películas, gráfica y obras de teatro fueron producidas bajo la inspiración del movimiento estudiantil de 1968, o influenciadas por el movimiento cultural que se desarrollaba en varios países. El arte sirvió para denunciar la represión, pero también, aunque en contados casos, para justificar al gobierno.

LITERATURA

En medio de la renovación cultural que se vivía en el mundo entero durante la década del 60, la literatura mexicana, que ya se había despedido de la novela de la Evolución en favor de una literatura autorreferencial, se ancló de nuevo en la realidad tras los acontecimientos de 1968.

Para la investigadora Patricia Cabrera López, especialista en sociología de la literatura, el movimiento estudiantil y la matanza de Tlatelolco cimbraron a las letras de su época.

"En los años 60 estaba tomando mucha fuerza esta tendencia de la autorreferencialidad del lenguaje, que estaba impulsando una literatura que no fuera importante por sus referentes, es decir, de qué hablaba, sino por su forma, un poco contraviniendo toda aquella tradición que había dejado la literatura de la Revolución Mexicana", explica.

"Resulta que, a causa de 1968, vuelve a regresar esa tradición narrativa de una literatura y una poesía, un drama, referida otra vez a acontecimientos sociales", abunda la académica del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM.

En los años 60, detalla, en el México literario ejercía una gran influencia el Centro Mexicano de Escritores, por el que pasaron autores de la llamada "Generación del Medio Siglo" como Carlos Fuentes, Rosario Castellanos y Elena Garro.

Asimismo, el Boom Latinoamericano se posicionaba a nivel internacional, mientras que en el país fungían como maestros Salvador Elizondo, Francisco Monterde y Juan José Arreola.

Lejos de los círculos de poder literario, los jóvenes José Agustín, Gustavo Sáinz y Parménides García Saldaña ya producían lo que Margo Glantz denominó "Literatura de la Onda".

"El movimiento del 68 tiene muy pronto sus expresiones literarias porque sus mismos protagonistas vienen a ser sus escritores", explica, como en el caso sobresaliente de Luis González de Alba, dirigente estudiantil del Consejo Nacional de Huelga.

De acuerdo con la especialista, una de las consecuencias del 68 fue el retorno de la hibridación entre literatura y periodismo, así como una r enovada importancia de la crónica.

"Es muy importante en la literatura después del 68 que ésta sea una trinchera para desmentir la versión oficial sobre el movimiento", detalla.

Con base en el libro El Movimiento popular estudiantil de 1968 en la novela mexicana, de Gonzalo Martré, Cabrera López señala distintos tipos de libros como consecuencia del movimiento estudiantil.

Existen, explica, algunos libros cuyo argumento está completamente centrado en el movimiento, como El gran solitario de Palacio, de René Avilés Fabila, Los símbolos transparentes, del propio Martré y, apenas aparecido este año, Esa luz que nos deslumbra, de Fabrizio Mejía Madrid.

También otros que tienen relación directa con el movimiento, como Muerte de Aurora, de Gerardo de la Torre, La hora de Babel, de Alfredo Juan Álvarez y Armablanca, de José Agustín.

Y unos más que mencionan los hechos del movimiento, como La visita, de Juan García Ponce, Compadre lobo y A la salud de la serpiente, de Gustavo Sáinz, y Palinuro de México, de...

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