Los 60 / El muralista y la estatua

AutorGuadalupe Loaeza

Le decían El Coronelazo y había dicho: "No hay más ruta que la nuestra". Además, años antes, huyó a Sudamérica tras formar parte del comando que ametralló la casa de Trotsky en Coyoacán. A pesar de su radicalidad, el gobierno le entregó muchos de los muros más importantes del país para su obra. Pintó murales en la SEP, Bellas Artes y hasta en el Castillo de Chapultepec. Sin duda, es uno de nuestros mejores pintores.

Sus detractores lo consideraban un comunista peligroso y sus admiradores pensaban que su pintura era la más revolucionaria e innovadora. Entre otras cosas, hay que decir que usaba las novedades técnicas para sus murales, como el pincel de aire para sus peculiares coloridos y la fotografía para sus composiciones plásticas.

Elena Poniatowska escribió cuando le hizo una maravillosa entrevista: "Siqueiros tiene algo de sacerdote sacrílego y poseído por el demonio". Sin embargo, Elena se imaginaba a este muralista de un modo muy distinto: "Pensaba más bien en Siqueiros como en un químico en su laboratorio, un alquimista que mezclara líquidos incendiarios y mortíferos, una bruja frente a su caldero vigilando burbujas, haciendo un guisado de sapos y víboras, del cual extrajera verdades políticas y técnicas muralistas".

Este personaje, nacido en Camargo, Chihuahua, era uno de los grandes enemigos del presidente Adolfo López Mateos. Aunque era en realidad el enemigo número uno del sistema y, sobre todo, del PRI. Cuando López Mateos viajó a Sudamérica, El Coronelazo lo antecedió en los lugares por los que iba a pasar la caravana presidencial para dar conferencias. Viajó a Cuba y a Venezuela para hablar de cómo López Mateos tenía en la cárcel a los líderes ferrocarrileros y cómo había reprimido su movimiento. Además, llamaba al Presidente "Títere del imperialismo norteamericano". López Mateos se puso furioso y, al regreso de su gira, lo mandó apresar.

Pero la detención de Siqueiros no podía defraudarnos, es digna de su biografía. Cuando volvió a México, se fue a su casa de Polanco a continuar con el mural que le habían encargado para el Museo Nacional del Castillo de Chapultepec. Seguramente, se enteró de que la policía lo buscaba y se dio a la fuga. Dicen las notas periodísticas que hubo persecución y balazos. Lo que no sabemos es si las balas también provenían de Siqueiros, de quien se cuenta que andaba armado. De hecho, una de la acusaciones era que tenía armas prohibidas. También se...

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