Buen amigo

Los momentos que los amigos de la infancia de Alejandro Fernández atesoran con él es cuando jugaban futbol, en las canchas del Colegio Cervantes Bosque, durante los dos recreos que tenían entre sus clases de la secundaria.

Él era portero del equipo de la escuela y, además de prepararse constantemente en canto y equitación, el futbol era su deporte favorito, pues, dentro de sus tiempos libres acudía a los entrenamientos con sus compañeros.

Gracias a las competencias deportivas escolares, El Potrillo viajó a diferentes lugares del País para enfrentarse a otros colegios maristas. Era de las cosas que más disfrutaban él y sus amigos.

La primaria la estudió en el Colegio Cervantes Colonias, ubicado en Loma Bonita Sur, donde convivía con cerca de 50 alumnos, y fue donde comenzó a elegir a las personas que quería a su lado hasta este momento.

"Era una amistad muy noble", platica uno de sus amigos, "nos la pasábamos jugando futbol, porque a esa edad nadie sabía que era hijo de don Vicente, pero él ya mostraba sus dotes de cantante".

En esa época, el cantante destacaba al entonar el "Himno Nacional", cada lunes en el patio de la escuela para hacer Honores a la Bandera, además de que cantaba en las misas de los eventos religiosos.

Cuentan quienes fueron compañeros del artista que su maestro de música, Luis Méndez, se dio cuenta del talento vocal que tenía y por eso lo integró al coro escolar.

"Ahí fue donde se formó", confiesa otro cuate, quien platica de cómo lo bromeaban, "dentro de la carrilla le decíamos que cantaba mejor Pedro Fernández que él, sin saber cómo se preparaba".

Él era muy noble, coinciden, pues lejos de reaccionar de mala manera, se atacaba de la risa.

Fue en la secundaria cuando Álex tomó más en serio la profesión que lo llevaría a la fama internacional, aunque ahí ya no participaba en eventos escolares, pero fue entre la preparatoria y la carrera cuando los invitó a la presentación de su primer disco, Alejandro Fernández (1992), detalle que a todos sorprendió gratamente.

¡COQUETO!

Aunque siempre estuvo en escuelas para varones, El Potrillo tenía pegue desde chavito, tanto, que las chicas iban a visitarlo al Cervantes Bosque.

"No recuerdo si fue en tercero de secundaria cuando comenzó a noviar"...

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