Rosaura Barahona / No fue un revés

AutorRosaura Barahona

En varios medios se ha hablado de cómo el Papa Francisco sufrió un revés en el Sínodo Vaticano que terminó el sábado pasado.

Consideran un revés no haber logrado el número de votos necesarios para aprobar la propuesta del ala progresista de la Iglesia católica para acoger a los homosexuales y a los divorciados amorosamente dentro de ella.

No estoy de acuerdo. Conocer un poco el valor y el significado del lenguaje nos enseña que decir las cosas, llamarlas por su nombre, plantearlas en diversas circunstancias y con distintos objetivos nunca es un revés, si esas cosas antes eran parte del silencio.

Eso funciona tanto dentro de un gobierno como de una sociedad, de una familia, de uno mismo o de una organización de cualquier índole.

Los regiomontanos estamos muy acostumbrados a los silencios que a veces no lo son, pero se manejan como si lo fueran y, entonces, siguen siéndolo. No, ni es trabalenguas ni estoy loca. Déjeme darle un ejemplo.

Imaginemos una institución empresarial o educativa que presume la honestidad como una de sus fortalezas. Sigamos imaginando y digamos que a uno de sus socios, ejecutivos o empleados más emblemáticos le comprueban un fraude ignominioso.

En México el silencio es una forma de vida cómoda, pero hay sitios en donde no es así. Hay lugares en donde el señor en cuestión sería no sólo desenmascarado, sino expuesto para que los demás tomaran conciencia de que ahí los principios se aplican a todos.

Si usted se asoma a España ahorita y lee un poco sobre el fraude con tarjetas de Caja Madrid usadas por ilustres expertos en finanzas, verá que allá no se tientan el corazón como nos lo tentamos nosotros.

¿Son ilustres ladrones? Pues predomina lo ladrón sobre lo ilustre y los exponen.

Aquí no. Aquí hay una retorcidísima idea quizá heredada de los católicos conservadores que creen defender a su Iglesia rechazando, callando y ocultando cualquier cosa negativa que suceda dentro de ella, so pretexto de que "al dañar el dedo meñique, se afecta todo el organismo".

Volvamos a las organizaciones en donde dicen que no hay ladrones porque todos son honestos a morir. Cuando encuentran a alguien robando, hablan con él y le piden renunciar. Luego le ofrecen una despedida de gala, le dan su charola de plata y anuncian que se va "a iniciar nuevos...

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