GLOSAS MARGINALES / Policía ambiental

AutorEverardo Elizondo

Según una nota de prensa fechada el pasado día 11, la Semarnat, junto con el municipio de Santa Catarina, NL, va a crear una "policía ambiental". (Entiendo que con ello emula al DF). Su propósito será la "prevención de incendios, (la) recuperación de áreas degradadas y (el) monitoreo del crecimiento irregular de asentamientos". La nueva "corporación", cuyo nombre todavía no se decide, "trabajará de la mano con personal de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp)".

Sin mayor análisis, pienso que la nueva burocracia no servirá, a fin de cuentas, para mayor cosa. Se trata, me temo, de una variación adicional sobre un tema general, disonante y ya viejo: la noción de que la cuestión de la degradación del ambiente se debe, y se puede, resolver con rondines.

La anterior es una reacción más o menos estándar de los gobiernos frente a casi cualquier problema: más gobierno. En lugar de analizar sus causas, y determinar en consecuencia en qué consiste la política pública más conveniente, se opta por la respuesta policial.

Por ejemplo, volviendo a Santa Catarina, en lugar de monitorear el "crecimiento irregular de los asentamientos", la autoridad debería evitar el "crecimiento de los asentamientos irregulares". Lo dicho suena parecido, pero no es igual: los asentamientos irregulares implican por lo común la falta de respeto a los derechos de propiedad: una persona, o un grupo de ellas, se establece en un terreno que es propiedad privada o propiedad pública, sin que nadie lo impida. Tal es el caso estándar de los llamados "posesionarios" (y para el caso, también de los "ambulantes"). El problema existe porque el gobierno no hace una de sus tareas elementales.

Los ambientalistas deploran, con razón, el abuso de los llamados "bienes comunes" y su consecuente deterioro. La lógica detrás de ello es un clásico en cualquier libro de microeconomía. El problema ocurre porque los derechos de propiedad no están bien establecidos, o no se hace valer su vigencia. La sabiduría popular lo expresa muy bien: "lo que es de todos es de nadie". En otras palabras, en general, la gente cuida más lo propio que lo común. A veces, la solución estriba en privatizar el recurso, en otras, regular su utilización. Por desgracia, el término "privatizar" es poco menos que anatema para algunos activistas (y políticos), quienes...

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