Revive Cervantino drama migrante

AutorFrancisco Morales V.

GUANAJUATO.- Desoladoras, las camisas sucias se mecen en postes clavados al suelo. El terraplén que las contiene está a un costado de la carretera hacia Guanajuato, donde el viento no encuentra resistencia y la tierra se eleva hacia el rostro.

A través de un camino señalado por latas encendidas, en fila india, la audiencia de Artículo 13, comisión del Festival Internacional Cervantino, entra al terreno y se topa de frente con un deshuesadero de vidas, con los escenarios múltiples de la vida migrante.

Cada islote es una historia: casas de campaña, bidones de agua, televisores, chatarra. En las bocinas se escuchan voces que dicen palabras como "hambre", "desnudo", "cruzar" y "migrante".

"Disculpe, ¿aquí va a pasar algo?", pregunta una señora, tan confundida como el resto del público que transita sin rumbo, deteniéndose en cada espacio.

Los 21 integrantes de las compañías Línea de Sombra y Carabosse portan antorchas y, con lentitud desconcertante, encienden latas con gasolina y pequeñas hogueras en sus escenarios. Luego comienzan las historias.

"Una persona en el desierto puede sobrevivir tres días con siete litros de agua", dice una actriz, con una linterna en la mano. Después muestra lo que tiene en la otra: "Este bidón contiene cinco".

En otro espacio se cuenta la historia de Ramón, indocumentado en Nueva York, vendedor de flores. Una televisión muestra la tienda donde trabaja, junto con un letrero que reza "Vine por un año y ya van 18".

"¡Soy Pablo!", gritan a destiempo tres actores, rodeados de...

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