Juan Pedro Oriol / La violencia hoy

AutorJuan Pedro Oriol

La Organización Mundial de la Salud define la violencia como el uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho, o como amenaza, contra uno mismo, otra persona, un grupo o comunidad, que cause o tenga probabilidades de causar lesiones, daños psicológicos, trastornos, privaciones y en el peor de los casos, la misma muerte.

Todo esto nos dice algo: la violencia siempre es un acto premeditado y deliberado que pretende causar un daño. Por ello, no hay acto más reprobable que un acto violento.

No podemos negarlo. México sigue hundido y tocando fondo. Las historias sobre personas desaparecidas, asesinadas, privadas de su libertad, abusadas, son el pan de cada día. A pesar de que algunas voces sigan diciendo lo contrario, las estadísticas lo comprueban. Y esto nos causa una profunda tristeza y preocupación.

El sexenio pasado arrojó un saldo de 70 mil muertos y casi 100 mil desaparecidos. Estadísticas del secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública indican que, en lo que va de este sexenio, se han incrementado 34 por ciento los homicidios, 73 por ciento los de forma culposa. Además, se han incrementado en un 202 por ciento los secuestros y en un 128 por ciento las extorsiones.

Un país maravilloso como es el nuestro se ve manchado por la violencia y la inseguridad. La semana pasada se llevó a cabo en nuestra ciudad el Consejo General de Banamex; me contaba uno de los participantes, que el 98 por ciento de los más de 300 consejeros votó aceptando que la violencia y la inseguridad están peor ahora que hace cuatro años. ¿Qué está pasando?

El Gobierno federal, a través de las fuerzas armadas, ha implementado una estrategia especial en los Estados de México, Tamaulipas y Michoacán debido a los altos índices de inseguridad y violencia.

Ahora, después de los hechos ocurridos el 26 de septiembre pasado en Iguala, Guerrero, con la desaparición de 43 estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa, vuelven a poner el dedo en la llaga. Porque siguen pasando los días y nadie sabe nada. Ni una pista. Ni una esperanza para las familias.

Este hecho demuestra la facilidad con la que se puede hacer desaparecer a una persona. Y las mil limitantes y dificultades para quienes se atreven a darse a la tarea de...

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