Naia explica el origen

AutorDiana Saavedra y Yanireth Israde

Naia, como han llamado a los restos óseos de una adolescente mexicana que vivió hace 12 mil 900 años ha resuelto la ancestral pregunta: ¿de dónde vengo? Al menos, para los americanos.

Sus restos son los más antiguos y completos de un habitante del continente: se encontraron en el sitio arqueológico Hoyo Negro, dentro de una cueva sumergida de Tulum, en Quintana Roo.

El antropólogo y paleontólogo James Chatters, titular de la investigación que se publica hoy en la revista Science, indicó que los estudios genéticos practicados a la joven indican que América no fue colonizada por varias migraciones separadas, sino por una sola, y eso data de hace entre 18 mil y 26 mil años.

De origen asiático, Naia es parte de esa migración que desde Siberia caminó por el estrecho de Bering para entrar a Norteamérica y descender a la Península de Yucatán, detalló la subdirectora de arqueología subacuática del INAH, Pilar Luna, en conferencia de prensa.

El esqueleto de la joven estaba acompañado de huesos de mamíferos aún más antiguos -de unos 36 mil años-, por ejemplo del gontoferio, semejante al elefante, el tigre dientes de sable, el oso puma o el tapir gigante.

Naia, nombre que remite a las ninfas de agua dulce, murió probablemente al caer en la cueva cuando buscaba agua, pues tiene la pelvis rota.

La mezcla de agua dulce y agua salada en la cueva permitió preservarla intacta hasta que fue descubierta por los espeleobuzos Alberto Nava Blank, Alejandro Álvarez y Franco Attolini.

"Cuando encontramos el cráneo y vimos las órbitas tuvimos la impresión de que era la primera vez que 'miraba' a alguien después de miles de años", relató Nava.

Cinco minutos permanecieron los espeleobuzos quietos en el Hoyo Negro, luego rieron, tanto que el regulador casi se desprendía de la boca.

DESPEJAN LA DUDA

Desde hace tiempo, especialistas debatían si los amerindios modernos descienden de los siberianos que migraron hacia Bering oriental, debido a que las características faciales de los esqueletos americanos más antiguos no se parecían a los amerindios modernos.

El hallazgo de los restos de la joven, que tenía entre 15 y 16 años al morir, ofrece las evidencias para afirmar que se trató de una sola migración.

Con base en datación con radiocarbono de esmalte dental y análisis de depósitos minerales en sus huesos, los investigadores infirieron que sus restos tenían al menos 12 mil años de antigüedad.

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