No lo tomes tan temprano

AutorIngrid Bueno

Un café por la mañana es tal vez uno de los rituales más procurados en el mundo, pero no el mejor, ya que se puede estar ofreciendo al cuerpo algo que no requiere.

El hábito de tomar una taza de aromático está tan arraigado, que el cuerpo ya no pide la cafeína, sino que se le da antes de que inicie ese dolor de cabeza tan característico que precede a su ausencia.

Un estudio publicado en The Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism señala que saltar de la cama a la cafetera podría no ser la mejor opción.

El culpable es el ciclo circadiano, un ritmo natural que determina cuándo se van liberando distintas hormonas en el transcurso del día.

Este reloj endógeno altera el comportamiento vía las hormonas, regulando desde el ciclo del sueño hasta la digestión en la luz a la que esté expuesto el individuo.

Una de las hormonas que se liberan, acordes a este ciclo circadiano, podría contrarrestar el efecto del café mañanero.

El estudio señala que el cortisol, también llamado la hormona del estrés, está en su máximo nivel entre las 8:00 y 9:30 horas.

Esta hormona mantiene el efecto de un shot de espresso en tu cuerpo en el transcurso de la mañana, por lo que la necesidad de cafeína al levantarte es más una costumbre que una razón fisiológica.

Lo mejor, aseguran, es esperar a servir esa taza de aromático hasta que el cuerpo lo pida y el nivel de cortisol baje, suceso que ocurre entre las 9:30 y las 11:30 horas.

Otro de los efectos que se...

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