El viaje de Miyazaki

AutorOliver Zazueta

Artífice de mundos en los que no hay que fiarse de lo que captan los ojos y los oídos, muchos no toman tan en serio la revelación que recién se hizo en la Mostra de Venecia de que el director japonés Hayao Miyazaki ponía punto final a su carrera con "The Wind Rises", pues ya lo ha dicho antes.

Sin embargo, haciendo caso a lo dicho, hoy, a sus 72 años, el cineasta de blanca barba tupida, lentes de aro grueso, cabello canoso y lacio, se dice cansado y da un paso al costado. Ya el futuro dirá si se trataba de un giro de tuerca fantasioso.

- PONYO Y EL...

EL INTIMISTA

Miyazaki es capaz de crear visiones sobre las bondades de la vida familiar, la amistad y el amor en obras como Mi Vecino Totoro, filme sobre un enorme monigote, quien incluso tuvo un cameo en forma de homenaje en Toy Story 3 de John Lasseter, quien se dice un admirador del cineasta.

"Lo que me gusta de Miyazaki es que se toma un respiro y sólo está ahí. Eso hace que lo que viene después sea más sorprendente. Cuando en Pixar no sabemos cómo resolver un problema les digo '¿qué haría Miyazaki?'", dijo Lasseter en cierta ocasión.

Su pasado familiar, expresado en su amor por el aire es notorio en Porco Rosso, pero sobre todo en su reciente filme The Wind Rises, centrado en Jiro Horikoshi, el diseñador de los aeroplanos Zero Fighter, un relato de perseverancia en un periodo turbulento de Japón.

No puede tampoco contarse la infancia de muchos de los integrantes de la llamada Generación X sin un ánime como Heidi, cuento clásico que llevó a la pantalla al lado de Isao Takahata, colega con quien, en 1985, fundó el Estudio Ghibli.

Esa capacidad de tomar su inspiración de otras obras y pintarlas de elementos absurdos y a la vez profundos es notoria en Ponyo y El Secreto de la Sirenita, donde transforma por completo el relato de hadas de Hans Christian Andersen y se aleja de la visión de Disney .

"Su cine es muy diferente, no está dentro de la estructura tradicional de la animación. Yo diría que es un cine más kinestésico, sensorial, de emociones", consideró Rodolfo Guzmán, director de la animación tapatía El Secreto del Medallón de Jade.

"Muchas veces pensamos que el...

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