Rosaura Barahona / Vuelan y seguirán volando

AutorRosaura Barahona

El domingo pasado, en primera plana de EL NORTE, venía el reportaje "Vuelan regios en las calles". Desde hace varios años, esta columna ha escrito sobre el tema.

Por cuestiones laborales, me toca recibir a personas de otras ciudades del País o de otros países. Una de las primeras preguntas que hacen es: "¿Por qué se maneja tan rápido aquí?".

Luego continúan indagando cómo, si el límite de velocidad en tal avenida es de 60 kilómetros por hora, lo rebasan todos o casi todos y no pasa nada.

La velocidad excesiva no es el problema; es sólo un síntoma. El verdadero problema tras ese sello regiomontano es la total falta de autoridad que incluye la ausencia de agentes de tránsito respetables.

Yo no manejo con rapidez; siempre procuro respetar el límite de velocidad. Sin embargo, mi mamá es recordada con frecuencia porque, de acuerdo con la velocidad "normal" de la mayoría de los autos, parezco tortuga.

Ir a 60 kilómetros no es "tortuguear", pero si los demás van a 90 o 100, se desesperan con quienes respetamos el límite señalado oficialmente para esa zona.

Casi todos los días hay accidentes por exceso de velocidad en el área metropolitana, pero no importa. A menudo leemos cómo algunos jóvenes ebrios se estrellan y se matan a más de 100 kilómetros por hora, pero tampoco importa. Como así es esto, ya se ve como normal. Y no lo es.

Según explicó Margarita Arellanes, la Alcadesa regiomontana, la primera generación de oficiales capacitados para operar como policías y agentes de tránsito se incorporará a lo largo de este mes a la Secretaría de Seguridad Pública y Vialidad de Monterrey.

Pero no serán agentes de tránsito y policías, sino sólo una de las dos cosas porque serán distribuidos de acuerdo con las características de cada elemento y a las necesidades de cada corporación.

En Estados Unidos, algunos agentes de tránsito son también policías y los regiomontanos abusivos que ignoran, insultan y se ponen al brinco con nuestros agentes "tacuarines" (la expresión no es mía), cruzan la frontera y se cuadran de inmediato.

¿Por qué? Porque la autoridad allá sí funciona y si rebasan el límite de velocidad en la ciudad o en la carretera, se estacionan en doble fila, sobre una banqueta, en lugares prohibidos o para discapacitados, bloquean una rampa, pisan las cebras con sus autos, manejan sin cinturón de seguridad, hablan o textean mientras conducen o dan vuelta en donde no deben, no quedan...

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