Rebanadas / Francés increíble
| Autor | Cony Delantal |
BISTROT ARLEQUÍN
Hace poco una amiga que tenía que hacer trámites en la embajada de los Estados Unidos, salió un poco tarde y con mil de hambre. Se encontró con un pequeño restaurantito francés donde degustó sus sagrados alimentos, y tan bien le fue que no dudó en recomendarlo.
Unos días después resultó que mi marido tenía una cita en la Cuauhtémoc cerca de dicho lugar y lo sonsaqué para ir a este lugar Bistrot Arlequín, en Río Nilo 42, con teléfono 5207-5616.
Al parecer este pequeño bistrot es un típico restaurante de barrio y esa imagen refleja a sus comensales con buen resultado, las mesas están llenas casi todos los días. Además esta zona pinta para ser una de las futuras "trendys" para los restauranteros, incluso noté la presencia de algunos socialités que salen todo el tiempo en Club, alguno que otro diplomático y varios extranjeros que al parecer son asiduos.
Es pequeñito, no tan cómodo como una quisiera, pero tiene su encanto. El piso es en cuadros blanco y negro, cuenta con una barra y desde las mesas puedes observar al chef preparando los platillos. Destacan los pizarrones negros con el menú escrito con gis blanco, incluidas las sugerencias del día, la carta es pequeña pero suficiente para poder probar diferentes sazones franceses. Tienen música muy suave de fondo y un buen servicio, en su mayoría jóvenes atentos y dinámicos.
Para empezar, pedimos la mousse de Foie Volaille ($57), deliciosa con un toque de jerez. Su pan de la casa está delicioso. Fue un agradable comienzo en este lugar tan bullicioso.
Pedimos sus caracoles, de $85, los clásicos a la Bourguignonne en una orden de seis, muy buenos también, como para entrar en contexto. Y para seguir a tono mi marido ordenó la sopa de cebolla de $57, la clásica gratinada con croutones, nuestra amiga había hablado muy bien de ella, pero tanto se la había vendido que él esperaba más, le supo un poco insípida. Mi ensalada roquefort de $70 estaba muy aceptable, mezcla de lechugas, jitomate, croutones y roquefort, me vino muy bien.
Seguimos disfrutando de este microambiente y todavía con apetito. Él eligió como plato fuerte el Veau la Forestière de $167, estofado de carnero cocido con champiñones y curry, acompañado con arroz salvaje, delicioso y suave. Yo pedí la carne cuatro pimientas de $152, tierno medallón de filete, flameado al brandy acompañado con el aderezo a las cuatro pimientas, muy rico, y papas a la francesa buenísimas.
Comimos de maravilla y para cerrar pedimos un par de...
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