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Democracia mexicana y rendición de cuentas en el alcázarLa solución a la inseguridad radica en una cultura ciudadana de intolerancia hacia la corrupción y a la violación de la ley.Luis de la CalleEL UNIVERSAL(Embargada para sitios en Internet hasta las 24:00 horas locales)Ha sido muy frustrante para los ciudadanos y decepcionante para inversionistas y analistas comprobar las dificultades que tiene México para acelerar su proceso de modernización. Tanto, que no son pocos los que expresan nostalgia por la supuesta eficiencia de la pasada presidencia imperial. El problema es que bajo el autoritarismo se construyó un andamiaje chueco, un sistema que no privilegiaba el respeto al derecho ajeno, ni la impartición de justicia. Como muestra basta un botón: se construyó en la ciudad de México un anillo periférico (pleonasmo) que es una colección de curvas producto de ignorar los derechos de las mayorías. Con el autoritarismo difícilmente se logrará la modernización del país.La única alternativa es apostar por más y no menos democracia, por más y no menos participación ciudadana. Por esta razón, el encuentro entre víctimas de la inseguridad encabezadas por Javier Sicilia y el presidente Felipe Calderón en el alcázar del Castillo de Chapultepec la semana pasada es tan importante.Nunca antes había quedado tan claro el fin de la presidencia imperial. El mexicano ha sido en general renuente al debate y la confrontación e intolerante a las opiniones de los demás. En particular, el presidente siempre ha sido visto como poseedor del monopolio de la verdad. En el pasado, los mexicanos escuchaban con atención los informes presidenciales para tener una idea de qué iba a pasar con sus vidas cotidianas, para saber si subían los precios, se devaluaba el peso, quiénes eran dueños de los bancos, adivinar los programas de gobierno con base a gestos, listas de invitados y otras señas del protocolo cortesano.En cambio, en el encuentro de la semana pasada, el presidente fue dura y justamente cuestionado por sus acciones de gobierno y desgobierno, pero de manera respetuosa y tolerante. Por eso se le debe tanto a Sicilia; su fortaleza y congruencia permitieron no sólo un encuentro, sino un debate. El presidente Calderón también merece reconocimiento por haber aceptado un ejercicio de rendición de cuentas ante la sociedad, por mostrarse dispuesto a escuchar y a contrastar puntos de vista, por haber aprovechado la ocasión para explicar las difíciles decisiones que ha...

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