A 20 años de la aventura

AutorIdalia Barrera

"El certamen marcó el reinicio de mi vida, porque mi vida fue una antes, y otra después de éste", explica Judith, la ahora madre de familia, quien comienza a revivir aquella época para los lectores de Gente!.

A la regiomontana no le gusta vivir del recuerdo, pero cuando habla de sus experiencias como reina de belleza, se le ilumina el rostro y sus ojos se vuelven más expresivos.

Nunca olvidará que cuando se presentó al certamen de Señorita Nuevo León, llevaba un vestido que le había prestado su madrina Luli, nada qué ver con los que traían las demás participantes.

"Me acuerdo que la coordinadora me pidió que me cambiara porque íbamos a empezar... ¡y yo ya estaba cambiada!", recuerda riendo.

Confiesa que por unos momentos se sintió mal, pero que estaba ansiosa de triunfar, así que desechó cualquier tipo de complejo y se dedicó a hacer su mejor papel.

"Pues con todo y mi vestidito amarillo gané", dice contenta, al tiempo que llegan a su memoria las imágenes de las primeras planas de los periódicos con ese "vestidito" de la madrina que se hizo famoso.

Un pasado de constante lucha

Judith nació en Monterrey el 7 de septiembre de 1962, su padre mexicano y su madre de nacionalidad estadounidense, originaria de Chicago, Illinois.

Ella es la menor de sus hermanos, Jenny, César y Tomás, a quienes prácticamente "adoptó" cuando se divorciaron sus papás, ya que ella se convirtió a los 9 años en la "señora" de la casa.

"El (divorcio) de mis padres fue peor, pues viví el dolor de separarme de mi madre, que para mí era la mujer más guapa, cariñosa y protectora del mundo.

"En contraste, tenía mi padre, un hombre muy autoritario en educación, casi militar, y con la pésima idea de que en mi futuro sólo cabía la posibilidad de trabajar y casarme, sin tener que estudiar; eso coartó muchas de mis metas, ilusiones, sueños+ sin embargo, siempre hay algo más grande que todas estas adversidades", afirma.

Judith recuerda que siendo una preadolescente se encargaba de hacer de comer, limpiar y atender a sus hermanos, ya que su papá se volvió a casar y sólo los visitaba una vez al mes.

"Vivimos situaciones de película, pero todo esto me ayudó mucho porque me hice una persona sumamente sensible a cosas más importantes+".

La sacaron de la secundaria para que atendiera a su familia, pero no se dio por vencida, siempre tuvo ganas de sobresalir.

"Aprendí a trabajar desde los 15 años, empaquetaba medicinas y en la noche reforzaba mis conocimientos de comercio, gracias a eso...

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