A sus 101 años va a la escuela

AutorFernanda Ramón

Despacito pero seguro, Don José Ortiz sonríe animado cada vez que acierta una letra en el cuaderno.

El hombre de 101 años está aprendiendo a leer y escribir y es hoy el alumno más longevo en estudiar preescolar en México gracias al programa de alfabetización del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA).

"Pa' delante y pa' delante, pa' tras ni un paso", dice con entusiasmo.

"El que no sabe leer ni escribir, en vez de irse pa' arriba se va pa' abajo, y el que sabe, poquito a poquito se va muy lejos".

Don Pepito, como lo conoce la mayoría en Pesquería, su hogar desde hace 75 años, se inscribió al programa en mayo, después de que su hija Bertha terminó la secundaria con el INEA y vio las ganas de su papá de hacer lo mismo.

"A veces cuando vamos a Monterrey por (Avenida) Constitución hay muchos letreros y me dice, 'mija ¿qué dice aquí?', '¿qué dice allá?'. Entonces un día le dije, 'papá, ¿no le gustaría aprender a leer y escribir?', y me dijo 'sí, sí estaría bien mija'", cuenta Bertha.

"Al principio no podían darlo de alta porque la computadora registraba hasta los 99 años, y después hablaron a México y se sorprendieron que por qué había una persona tan grande que quería aprender a leer y escribir".

De acuerdo con Jesús Antonio Guizar, técnico docente del INEA, las inscripciones únicamente abarcaban de los 15 a los 99 años, pues nunca se había visto una persona de mayor edad que buscara estudiar como Don Pepito.

"Tengo gente de 60, 70 y 75 años que están en el programa de alfabetización y muchachos de 16, 18 años que están con la primaria y secundaria, sí hay un grupo de ocho alumnos de edad avanzada, pero Don José fue el que nos dio la sorpresa", dice.

EL MEJOR ESTUDIANTE

Todos los jueves en la tarde, sin falta, Don Pepito asiste acompañado de su hija a la Primaria María de la Luz Larralde, en el centro de Pesquería, para estudiar el primer módulo de preescolar que incluye vocales, sílabas y palabras.

"El grupo inicial es como si fuera el kínder. Les digo 'ustedes son mis consentidos, mis niños de kínder'", dice Martina Martínez, su maestra.

"Don Pepito es una persona que le hecha muchas ganas. Al llegar aquí le dije que lo primero era aprender su nombre y me quedé sorprendida porque se aprendió el nombre en la primera semana. Ahorita ya va en las vocales".

Aunque tiene glaucoma, una enfermedad en los ojos que le afecta la vista y le dificulta leer bien, Don Pepito no se rinde ni se queja, todo lo contrario, aseguran su hija y...

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