A 100 años de su natalicio
| Autor | Guadalupe Jiménez Codinach |
Corría el convulso año de 1905. El 6 de julio nacía en la capital mexicana un pequeño que viviría acontecimientos muy relevantes del siglo XX. Fue un año en el cual sucedieron hechos históricos que sacudieron a la humanidad: la policía rusa reprimió brutalmente una manifestación pacífica en San Petersburgo, hecho conocido como el domingo sangriento; en esa misma ciudad se fundó el primer Soviet de obreros rusos después de una huelga general; ahí también se amotinaron los marinos del acorazado ruso Potemkin; en Europa la población de Creta se rebeló contra los turcos y, en el norte europeo, Noruega se separaba de Suecia.1
El pequeño Juan O Gorman contaba con cinco años cuando su patria fue sacudida por la primera revolución social del siglo XX. Juan tenía escasos nueve años cuando se inició la Primera Guerra Mundial y sólo 12 cuando estalló la Revolución Rusa. Todos estos sucesos afectarían su vida de manera indeleble.
Toda obra literaria o artística lleva el sello de la persona que la crea y es en cierta manera autobiográfica, pues el autor plasma en ella sus vivencias y formas de ver la vida. La infancia y juventud de Juan fueron, como la época convulsa que le tocó vivir, inestables y difíciles. Elena Poniatowska, amiga cercana del pintor, señala que Juan anhelaba que lo quisieran, ...sin duda porque de niño se sintió rechazado.2
Los hermanos Juan, Edmundo, Margarita y Tomás O Gorman eran hijos de Cecil Crawford O Gorman, un hombre autoritario que les hablaba en inglés y los quería educar a varazos. Su madre, Encarnación O Gorman, era prima de su esposo, una mujer piadosa, católica devota y nieta de Luisa Vicario, hermana de Leona Vicario, valiente participante de la Guerra de Independencia. El padre, ingeniero de minas, pintaba y su hijo mayor Juan heredó este don y pronto dio muestras de gran talento; y de su madre y abuela adquirió el interés y amor por la historia de México. Juan terminó sus estudios en la Escuela Nacional de Arquitectura entre los 21 y 22 años de edad y se unió al equipo del arquitecto José Villagrán García, quien construía la Granja Sanitaria de Higiene en Popotla, el primer edificio funcionalista en México.
No es aquí el lugar para describir la rica y variada experiencia artística de Juan O Gorman; este ensayo sólo se centrará en la visión histórica que se percibe en sus murales, muy especialmente en los que pintó para el Museo Nacional de Historia en el Castillo de Chapultepec.
Ida Rodríguez Prampolini, cuñada de O Gorman, explica cómo el apego al realismo por parte de Juan tenía una función didáctica: en muchos de sus murales desarrolló lecciones de historia patria, intentó ser fiel a la iconografía existente sobre los personajes históricos pero también a su ideología, el materialismo histórico en boga. Pero, por más que Juan buscaba la objetividad en su pintura, por más que estudiaba a los personajes que representaba, por más que aprendía e intentaba recrear la historia tal y como ésta fue, siempre tomó partido. En estas condiciones advertía Ida Rodríguez Prampolini, su realismo comprometido estará ...siempre potenciado por su interés en deshacer entuertos; su objetividad siempre será impura, subjetiva, ideologizada, pero siempre también será dicha de buena fe, buscando el bien común.3
Las observaciones de quien conoció a O Gorman tan profundamente nos dan la clave para comprender lo diferente que es el trabajo del historiador profesional y el del artista. En el caso de los hermanos Juan y Edmundo O Gorman, pintor e historiador respectivamente, esta distinción puede establecerse con toda claridad. Edmundo trabajaba horas, días, meses y años para investigar un tema. A sus alumnos nos enseñó a someter las fuentes primarias a un riguroso análisis, a un cotejo constante con documentos contemporáneos, atorturar los textos como nos decía en clase. Juan, a pesar de haber realizado lecturas e investigaciones iconográficas...
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