Ximena Peredo / Huele a corrupción

AutorXimena Peredo

El 10 de octubre, el académico y periodista Sergio Aguayo Quezada fue sentenciado a pagarle 10 millones de pesos al ex Gobernador de Coahuila y ex presidente nacional del PRI, Humberto Moreira, por daño moral.

Según los tres magistrados de la Sexta Sala Civil de la Ciudad de México, quedó probado el "afán de ofenderlo, insultarlo, calumniarlo y (sic) injuriarlo puesto que las afirmaciones que realizó (Aguayo) son falsas".

¿Falsas? ¿Cómo saben los magistrados eso?

El 20 de enero del 2016, Aguayo publicó en REFORMA la columna "Hay que esperar", en la que comenta el caso de la detención, ocurrida días antes, de Moreira en Madrid.

En ese texto, el columnista escribe: "Y Moreira es un político que desprende el hedor corrupto; que en el mejor de los escenarios fue omiso ante terribles violaciones a los derechos humanos cometidos en Coahuila, y que, finalmente, es un abanderado de la renombrada impunidad mexicana".

Por lo anterior, Moreira se quejó de daño moral: "me equipara a un violador de derechos humanos, me compara con delincuente", se lee en su demanda.

Su percepción de sí y su nombre público se vieron agraviados, según él, por los señalamientos del también activista. Exigió 10 millones de pesos para sentirse mejor.

¿Pueden calificarse como falsos los señalamientos del columnista?

El hecho de que no haya condena judicial que asiente que Moreira es culpable de los delitos que se le imputaron entonces en España ("organización criminal, blanqueo de capitales, malversación de caudales públicos y cohecho"); ni tampoco haya concluido la investigación que se realiza sobre sus vínculos con el cártel de Los Zetas en Estados Unidos; ni que hayan concluido los juicios que en su contra se llevan en México, no significa que no sea culpable.

El hecho de que un Gobernador que creció la deuda pública de su Estado de 420 millones de pesos a 36 mil millones de pesos siga libre nos dice todo, menos que Humberto Moreira es inocente.

Por lo demás, los juicios en España, en Estados Unidos y aquí en México siguen abiertos. Ni ha sido absuelto ni declarado culpable. De manera que lo que señala Aguayo en su texto del 2016 tiene plena vigencia hoy.

Su denuncia era indispensable, aunque valió de poco. La Secretaría de Relaciones Exteriores movió todo su poder para liberarlo a los pocos...

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