¿Y dónde está el negocio de los contenidos?

AutorIgor Galo

¿Es un buen negocio vender arena en medio del desierto? Probablemente no. Entonces, ¿cómo en Internet, con cientos de millones de páginas Web repletas de información y gratuitas, hay empresas que se empeñan en hacer de la producción de contenidos un negocio? Si la mayor parte de la información de la Red es gratuita para el internauta, ¿quién pagará por ella?

Cobrar cuotas de suscripción a los usuarios, revender el contenido a través de empresas de sindicación o editar en papel las informaciones, son algunas de las posibilidades que se barajan en el sector de la producción de contenidos en Internet. Los contenidos enfocados al mercado hispano cuentan con mejores perspectivas para su comercialización.

SOBREDOSIS DE INFORMACION: GESTACION DE LA CRISIS.

Durante el período anterior a la crisis "punto com ", cualquier portal y Web site se consideraba con la fortaleza financiera necesaria para desarrollar sus propias plataformas tecnológicas y sus contenidos, ya que los futuros ingresos a través de las cuotas de acceso a Internet, el comercio electrónico y la venta de servicios financiarían esos gastos.

El resultado fue una sobreproducción de contenidos, muchas veces sin estrategia, calidad mínima ni valor añadido, que ha terminado con la ola de despidos entre los periodistas de las empresas punto com.

La caída del Nasdaq, y la necesidad de conseguir beneficios rápidamente, ha empujado a las empresas de Internet a recortar gastos con tácticas de la vieja economía. La mayoría ha optado por especializarse en su negocio principal, y desprenderse de actividades secundarias.

Eso ha significado que algunos portales y sites, así como los comercios virtuales, dejen de elaborar sus propios contenidos y los adquieran a otros productores que, al dedicarse plenamente a esta tarea y revenderlos a diferentes clientes de todo el mundo, realizan esta labor de forma mucha más eficaz y competitiva.

EL INTERNAUTA NO QUIERE PAGAR.

El internauta, consumidor final de los contenidos, parece poco dispuesto a pagar. La mentalidad de "todo gratis "se ha impuesto entre los usuarios de la Red, dando lugar a situaciones paradógicas. Un mismo consumidor es capaz de comprar la edición impresa de un diario, pero no pagar por la edición electrónica que es más completa, se actualiza periódicamente, permite acceder a la hemeroteca, archivos sonoros y gráficos y, además, ofrece servicios adicionales como agendas personales o correo electrónico.

La mayor parte de los servicios y...

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