Mexicar/ ¿Iglesia única?

AutorEnrique Canales

El cardenal Joseph Ratzinger elaboró un edicto y el Papa lo aprobó, llamado "Dominus Jesus", en donde proclaman que la Iglesia Católica es la única Iglesia que tiene todas las herramientas para salvar almas, en cambio, las demás religiones protestantes o las que sean son deficitarias porque no contienen todos los medios salvadores. Las protestas no se hicieron esperar y con justa razón, por ejemplo, el pastor titular de la Federación de Iglesias Evangélicas dijo que Ratzinger cerraba las posibilidades de diálogo. ¿Se acuerdan que el Papa invitó a todos a dialogar? ¿A poco fue para decirles que andaban cortos de herramientas salvadoras?

Luego Ratzinger dijo que hay posibilidad de que otro cristiano o judío se salve "siempre y cuando tenga impedimentos insuperables para reconocer a Cristo como Hijo de Dios". Luego dijo algo grotesco: "Cristo no huyó al cielo sino que se ha quedado en la historia y por este motivo podemos decir que la presencia escondida y real de Cristo nos afecta a todos, incluso para aquellos que se oponen o no se pueden encontrar con Cristo". ¿Qué tipo de explicación es ésa? ¿A quién trata de atemorizar diciendo que Cristo se quedó por aquí escondido para vigilarnos?

En el campo civil es donde deben conversar todas las instituciones de una nación. La Iglesia Católica con ese decreto obtuvo un cero en civilidad pues utiliza la postura de la primacía propia y de la descalificación hacia las demás iglesias. El tono de la declaración se asemeja al tono de los discursos hegemónicos de Hitler, de Mussolini y de Stalin, quienes proclamaban que su patria era la única verdadera y los demás seres vivían errados. Agrede a la civilidad una declaración de este tipo.

Si me dicen que las cosas de la Iglesia no son para argumentar ni para razonar, entonces para mostrar mi obediencia y humildad no voy a discutir las cosas de la Iglesia, tan sólo voy a describir y argumentar sobre el efecto tan grave que esa proclamación provoca en el mundo civil. Si hay un mundo de la Iglesia donde se nos prohíbe discutir cosas, la Iglesia debe aceptar que existe un mundo civil, el del César, en donde los católicos podemos discutir sobre el efecto civil que provocan los pronunciamientos de dicha Iglesia o de cualquier religión.

El efecto de proclamarse única y verdadera, mandando por un tubo a las demás iglesias, se oye en el mundo civil como un grito de guerra musulmán, talibán o un grito de guerra absolutista tipo Sendero Luminoso. La voz de Ratzinger no...

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