Empresa/ ¿Balazo en el pie?

AutorAlberto Barranco Chavarría

Frenada ante la presión empresarial la intentona del Gobierno zedillista, cuya obsesión por acumular acuerdos mercantiles a diestra y siniestra parecía digna de mejor causa, el relevo foxista ha retomado intacta la posibilidad de un TLC con Japón, cuyo punto de arranque formal se ubicará en el marco de la reunión del Mecanismo de Cooperación Económica Asia-Pacífico, en Los Cabos.

Como recordará usted, la objeción de los industriales nacionales, o si lo prefiere nacionalistas, apuntaba a dos vías: el enorme potencial de la nación del sol naciente en materia de exportaciones, bajo el aval de una estructura pública orientada a ofrecer uno y otro "estímulos", y la raquítica oferta de México para intentar el tú a tú en la obligada reciprocidad, en un escenario en que Japón se constituye como el campeón indiscutible a nivel mundial en materia de proteccionismo a sus productores locales, colocando en calidad de aprendiz a los Estados Unidos.

De lo desigual de la batalla habla el desequilibrio en la balanza comercial entre ambos países durante el año anterior, cuyo déficit alcanzó 7 mil 463 millones de dólares, considerando que mientras la nación oriental nos vendió productos por un global de 8 mil 86 millones, nosotros apenas facturamos 623.

Lo grave del caso, por lo demás, es que el abismo se ha ido ensanchando en el último lustro, al ampliarse la oferta nipona y contraerse la nuestra. Para no ir lejos, en el año 2000, el desequilibrio resultó inferior en mil 844 millones al anterior.

Ahora que si le escarbamos otro poquito, hete aquí que México le vende al país oriental bajo tres vías: exportación definitiva, maquila y reexportación, en cuyos dos últimos capítulos, como podrá suponerse, los productos nacionales rebotan al país con mayor valor agregado.

En el primer caso, es decir, las exportaciones sin retorno, le vendimos el año pasado escasamente 323 millones de dólares, cuyo monto significó 243 menos al del 2000.

Los 10 productos que incidieron con mayor énfasis en la facturación fueron, naturalmente, petróleo; plata, partes para generadores, sal, menas de cinc, atún, cerveza, partes para turborreactores, algodón sin cardar y jabón de tocador...

Materias primas, pues, además de uno que otro artículo manufacturado o semimanufacturado.

Ahora que el renglón de exportación de maquila, cuyo monto alcanzó el año pasado apenas el inaudito simbólico de ¡11 millones de dólares!, lo llenó cámaras fotográficas, carnes y despojos comestibles, incluidos...

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