Paz Fernández Cueto / República Checa y el Papa

AutorPaz Fernández Cueto

Cuando el Papa Juan Pablo II fue a Checoslovaquia en 1990, muchos lo interpretaron como un símbolo definitivo que representaba el fin de la era comunista, de ésta que había sido tierra de recia tradición cristiana, y que sin embargo había sido una de las repúblicas en las que más éxito tuvo la implantación del ateísmo. Juan Pablo II manifestó gran solidaridad con los países que habían pertenecido al bloque comunista, lo que explica el gran empeño que puso en la recristianización de este pueblo: dos veces más recibió la visita de Karol Wojtyla, en 1995 y en 1997.

Es importante recordar que Checoslovaquia adquirió su independencia en 1918, tras haber sido gobernada cuatro siglos por la casa de los Habsburgo. En 1938 al quedar sometida al III Reich de Adolf Hitler, el país perdió su autonomía y no fue sino hasta 1945 que recuperó su libertad. Habían pasado sólo tres años cuando los comunistas tomaron el control del país, perpetuándose en el poder durante 41 años. En 1989 el comunismo cayó tras el derrumbamiento del Muro de Berlín y poco tiempo después, en 1993, la federación checoslovaca se dividió en dos repúblicas como existen hoy día, la República Checa y la Eslovaca.

La República Checa tiene unos 10 millones de habitantes que ocupan las tres regiones históricas de Bohemia, Moravia y Silesia. La capital, Praga, está situada en Bohemia, la parte más grande del país, y es una ciudad de extraordinaria belleza, una de las más visitadas de Europa después de París, Roma y Londres.

Para entender la situación de los católicos en República Checa hay que entender un poco de historia. La Iglesia católica se percibió durante mucho tiempo como aliada de los Habsburgo y contraria, por tanto, a las aspiraciones independentistas de la población de Bohemia. Tras la emancipación de la monarquía austro-húngara, la nueva república rechazó todo lo que tenía que ver con Austria, incluido el catolicismo. Y lo que no fue destruido por el gobierno anticatólico, que hasta fundó una Iglesia nacionalista, la Iglesia husita de Checoslovaquia, lo fue por el régimen comunista desde 1948.

La fe se conservaba en el campo, pero desapareció de las ciudades. Los católicos por el hecho de serlo sufrían discriminación al no tener posibilidad de acceder a un buen empleo, de viajar ni aun a otros países comunistas, sus hijos no podían entrar en la...

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