¡Qué buena mamá es mi papá!

AutorRocío Fonseca

"Daniel ya no quiere tomarse el licuado que le preparo por las mañanas, ¿qué hago..?".

"¿Le pones huevo? Deja de agregárselo y verás cómo se lo toma".

"¿Por qué no le preparas un licuado con frutas, leche, hielo y vainilla? Es una bebida fresca y nutritiva que le gusta mucho a los niños".

Esta conversación bien podrían sostenerla madres de familia por la mañana al dejar a los niños o a la hora de recogerlos en la escuela, pero en realidad es un útil intercambio de consejos sobre alimentación que Alejandro, Miguel Romero y Alberto Carrillo, padres solteros, realizan en su reunión semanal en el Club de Papás Solteros.

El punto de reunión es en Luis Pérez Verdía, a una cuadra de Morelos, en La Casa de Don Manuel, el restaurante de quien pronto será el presidente formal del Club, Miguel Romero.

"Somos más de 20 personas, tal vez 25, cada vez vienen más, porque los dejan más. Es verdad, con esto de la liberación muchas mujeres se van y dejan a los hijos, las mujeres ahora quieren hacer lo mismo que el hombre, yo no sé qué es eso de 'lo mismo que el hombre': ¿derechos, libertinaje, dinero? Y sí, cada vez vienen más hombres a platicar, a convivir, a compartir y a pedir consejos", asegura Miguel.

Quienes acuden a La Casa de Don Manuel visitan a Miguel y a Alejandro -quien prefiere mantener en el anonimato su apellido- con el fin de conversar sobre la situación por la que atraviesan y consultar al experto.

Buscan apoyo, consuelo y consejos para sobrevivir la nueva soltería, una que les llegó de sopetón y para la que no estaban preparados.

"Nació como una forma de apoyo hacia los mismos amigos; todo nació de forma informal, nos reuníamos en diferentes lugares, quedábamos de vernos en restaurantes, bares o cafés, pero poco a poco comenzaron a venir aquí a platicar y a pedir opinión. Ésta sólo la damos con base en nuestra experiencia: 'A mí me ha funcionado así, ¿qué tal si tú lo pruebas?'. Muchas de las veces, platicando con los amigos, me di cuenta que teníamos los mismos problemas y les dije a algunos, pues vámonos juntándonos".

Sin planearlo, el "club" se formó, poco a poco los amigos de los amigos comenzaron a correr la voz y a invitar a vecinos, hermanos, tíos o sobrinos que vivían lo mismo.

"Vas conociendo gente, nosotros no pusimos un anuncio en el periódico sino que al platicar del problema con alguien, ese alguien te dice que conoce a alguien más y así sigue la cadena", cuenta Miguel.

El tiempo ha pasado, Alejandro ha cumplido ya 19 años de...

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