La vocación de la tierra

Fueron tres los factores que detonaron el crecimiento de la producción y de los negocios en el sector agropecuario mexicano:

El primero derivó de la reforma al Artículo 27 constitucional entre 1992-1993. Antes de esa reforma, como empresas o como iniciativa privada, sólo se permitía operar con propiedades agrícolas de hasta 100 hectáreas y de 300 para cultivos frutales y forestales. Para las empresas en el sector, esas extensiones dificultaban generar economías de escala y elevar la productividad y la rentabilidad de las inversiones. Para empresarios e inversionistas, bajo esas condiciones, era poco atractivo dirigir recursos hacia el campo.

Esta reforma permitió extender las unidades de cultivo hasta 25 veces más para la producción agrícola y frutal, y 57 veces para las plantaciones forestales. Con estos múltiplos, las unidades productivas ahora pueden extenderse hasta 2,500 hectáreas para agricultura, 7 mil para frutales y 17 mil para negocios forestales.

Esa ampliación de las dimensiones máximas operativas y rentables, abrió para los agricultores la oportunidad de organizar y administrar plantaciones más eficientes y, con ello, mejorar sustancialmente la productividad de las tierras y de los negocios en el campo.

Actualmente, Grupo Agros cuenta con una unidad productora de hortalizas de 300 hectáreas en Querétaro y una plantación de 3 mil hectáreas de hule en Palenque, Chiapas, en las cuales no hubiera podido invertir antes de la reforma.

El segundo factor del crecimiento agropecuario fue el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN). Desde el comienzo de las negociaciones que dieron origen al TLCAN, en 1991, todos los agentes económicos relacionados con este sector percibieron la gran oportunidad que significaría para los agricultores mexicanos tener un acceso claro y con menores restricciones arancelarias, técnicas y normativas al mayor mercado del mundo.

El tercer factor, no es nuevo, siempre ha estado ahí y es la generosa dotación de recursos naturales que posee México, medida en términos de superficie de tierras aprovechables para la producción agropecuaria, aunada a la mega diversidad biológica y climática, a la ubicación geográfica, la riqueza cultural y finalmente la abundancia relativa de fuerza de trabajo.

"Considero que la combinación oportuna de esos tres factores es lo que explica el fuerte crecimiento de la producción y de la competitividad agropecuaria en México", señala Portilla.

EL PAPEL DE LA CERTEZA JURÍDICA

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