Vivito y pinceleando

AutorDiana Gutiérrez

Rafael Coronel (1931) ha forjado una trayectoria de 60 años a base de trabajo constante. Una labor que realiza a solas en su refugio de Cuernavaca, a la impronta, no hace bocetos, sólo moja la brocha en acrílico y se lanza sobre la tela.

Con ocho décadas de vida, el pintor zacatecano, quien fuera yerno del muralista Diego Rivera, ha titulado con el nombre de Retrofutura a su nueva exposición en el Museo del Palacio de Bellas Artes, realizada como un homenaje nacional.

"El título lo seleccionó a partir del hecho de que está vivo y sigue produciendo. La gente piensa que Rafael es el pintor de los hombres con gorrito azul, pero lo cierto es que esa es sólo una etapa de su vida", dice su hijo Juan Coronel Rivera, curador de la muestra.

Al referirse a su padre, Coronel Rivera lo llama simplemente Rafael porque su aproximación es la de un investigador, no la de un familiar.

"Es patético andar por la vida de 'hijo' y de 'viuda'. Siempre he pensado que a los artistas los deberían enterrar con todo y su familia, porque entorpecen la investigación".

Coronel ha presentado su obra en todo el mundo y en 1990 fundó el Museo Rafael Coronel en su ciudad natal.

Con 117 piezas, de las cuales 17 fueron realizadas ex profeso, la muestra tiene ocho secciones correspondientes a las etapas de desarrollo de la pintura de Coronel. De éstas, el curador comenta la más importante de cada una.

Exposición: Retrofutura | Museo del Palacio de Bellas Artes

Sin título, ca. 1954

Es el primer cuadro que le mostró a Inés Amor, a quien conoció po recomendación del artista Carlos Mérida y a cuya Galería de Arte Mexicano perteneció. Usa la técnica de óleo pulido aprendida de su profesor Carlos Orozco Romero. En ella, se prefigura su estilo sobrio con que retrata personajes introspectivos.

"Tras conocerse en la galería, Amor visitó su estudio, donde le mostró unas 60 piezas. Ella no emitía ningún juicio y de pronto tomó un montón de cuadros y se lo llevó", comenta el curador.

Azul de la Mancha, 1959

Pieza inscrita dentro del movimiento de la Generación de la Ruptura en México, al que también pertenecieron Alberto Gironella y José Luis Cuevas. Se publicó como póster en uno de los cuatro números de la publicación del grupo Los Interioristas. Deja al personaje solo, con un conflicto interno.

"Es uno de los tres cuadros que se quedó Inés en su colección. Es una parodia a la parodia, refleja a Don Quijote de la Mancha y lo hace como lo veía la gente, como un payaso".

Chaplin agfacolor...

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