Viven una aventura culinaria

AutorAdriana Duran

Desde que los españoles descubrieron la península, a mediados del Siglo 16, fue sinónimo de empresas y aventuras. La primera de varias expediciones por esas tierras fue encabezada por Francisco de Ulloa en 1539, por indicaciones de Hernán Cortés.

El nombre de California fue elegido por estos expedicionarios en recuerdo a un mítico país imaginario mencionado en la novela de caballerías Las Sergas de Esplandián, dice el Diccionario Enciclopédico de Baja California.

Otra versión advierte que la designación fue dada por el mismo Cortés, que haciendo gala de sus conocimientos en latín, advirtió que aquel territorio era un Cálida fórnax (horno caliente), en referencia a las altas temperaturas que se registran en algunas de sus zonas.

Las primeras etnias de la península marcaron su presencia en los hábitos alimenticios. El Recetario Indígena de Baja California, de Iraís Piñón Flores, advierte que los grupos étnicos que habitaron la zona y que aún se mantienen en algunas regiones, son los cucapás, los paíipai, los kiliwa, los cochimíes y los kímiai. Consumían varios tipos de frijol, sandías, melones y gran variedad de calabazas. Acostumbraban la recolección de berros, quelites, guajes, hongos, flores de palmilla y lechuguilla, así como la caza de perdices, codornices y conejos.

Durante la larga administración española, el nombre sirvió para designar tanto a la península como a la parte norte que hoy ocupa California, Estados Unidos, hablándose entonces de la Alta y la Baja Californias. Esta distinción quedó en desuso a partir de la anexión de la Alta California a la Unión Americana, en 1823, que ya sólo se reconoció como California.

La división política de México reconoce en la península los estados de Baja California y Baja California Sur.

Un banquete natural

El chef Guillermo González Beristáin, conocedor de la cocina y los productos locales, comenta que la cocina actual de Baja California se rige por el gran consumo de pescados. Existen además otros productos que enriquecen el panorama gastronómico.

"En agricultura, la zona es muy rica, en parte debido a la cantidad de microclimas del territorio. Entre los principales valles está el de Maneadero, a 15 kilómetros al sur de Ensenada, cercano al mar y donde se cultivan calabazas, fresas, ejotes y jitomates, además de una gran cantidad de verduras miniaturas como lechugas de varios tipos. Brillan los cultivos de dátiles que se dan en San Ignacio, la aceituna en San Quintín, la uva y el vino en la zona de Ensenada. Destaca el cultivo del alga salicornia en Punta Banda.

"Los desayunos típicos van desde unos huevos...

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