Violencia xenofóbica en Sudáfrica: el modelo post-apartheid en crisis

Gabriel Moyssen

CIUDAD DE MÉXICO, septiembre 13 (EL UNIVERSAL).- La violencia xenofóbica y los saqueos desatados en Sudáfrica la semana pasada, que han deteriorado las relaciones regionales y la imagen internacional del país, reflejan un problema mayor, la crisis económica y política que socava al modelo post-apartheid de 25 años.

Los disturbios antiinmigrantes en Johannesburgo y Pretoria causaron al menos 10 muertos, incluyendo dos extranjeros, y más de 400 arrestos; manifestantes y saqueadores destruyeron millones de dólares en propiedad privada, dejando negocios y casas incendiadas en las calles cubiertas de llantas quemadas, mientras que el gobierno del presidente Cyril Ramaphosa desplegó a la policía antimotines con gas lacrimógeno y balas de goma.

Los choques también llevaron a un conflicto diplomático entre Sudáfrica y su rival continental Nigeria, después de que el presidente Muhammadu Buhari del segundo país anunció que un enviado especial investigará la situación, y de que las autoridades sudafricanas, en respuesta, cerraran temporalmente sus representaciones en Abuya y Lagos.

Cerca de 600 nigerianos fueron repatriados de Johannesburgo el miércoles; sin embargo, Abike Dabiri, jefa de la Comisión para la Diáspora Nigeriana, afirmó que su gobierno no dará ayuda financiera a quienes salgan del país. Agregó que Abuya seguirá responsabilizando a Sudáfrica e insistió en que compense a sus ciudadanos afectados.

La Unión Africana condenó los disturbios en "los términos más enérgicos". Se han registrado manifestaciones violentas en sedes diplomáticas y empresas sudafricanas en Zambia y República Democrática del Congo (RDC); Air Tanzania suspendió vuelos a Johannesburgo y celebridades nigerianas, así como los equipos nacionales de fútbol de Zambia y Madagascar, cancelaron sus presentaciones en repudio.

Para Sudáfrica el momento no pudo ser más inoportuno, ya que organizó entre el 4 y el 6 de septiembre la reunión anual del Foro Económico Mundial (WEF) sobre África en Ciudad del Cabo, en un intento de atraer inversionistas y reactivar su economía deprimida.

Las delegaciones de Ruanda -que trata de reemplazar a su vecino gigante como destino favorito de los capitales occidentales en el continente-, de Malawi y de la RDC cancelaron su participación en el encuentro (El WEF aseguró que Malawi y Ruanda lo hicieron por otras razones, antes de los ataques).

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