Violencia familiar. Hogar, riesgo para mujeres

Andrés M. Estrada

CIUDAD DE MÉXICO, febrero 24 (EL UNIVERSAL).- El rostro risueño se dibuja en los pómulos. Con una enorme sonrisa, recuerda su adolescencia. "Ahora estoy un poco más grande, pero estaba muy bonita, muy joven", dice Reyna Medina Sánchez. A los 15 años se casó, pero en poco tiempo la felicidad del amor se tornó violenta. Con la llegada del primer hijo comenzaron los golpes.

Ella lo veía como algo normal, porque así se comportaban sus padres. Dos o tres veces a la semana su madre terminaba ensangrentada. "Mi papá nos pegaba muy feo, mi mamá también. Yo pensé que la vida era así", lamenta. Transcurrieron dos décadas y el abuso llegó al extremo. Reyna terminó con dos costillas fracturadas y un esguince de cuello.

En la unidad habitacional de San Buenaventura, en Ixtapaluca, Estado de México, donde vive, conoció a Carolina Espinoza García. "Llorando le platiqué: ?Pues es que me acaba de golpear?. ?¿No quiere demandarlo??, me preguntó Carolina. Pero como yo traía la idea de que eso no se podía hacer, le dije: ?¿Cómo cree?, ¡es mi esposo!?", recuerda la mujer que entonces tenía 35 años de edad y ahora 49.

Espinoza García también fue víctima de la violencia de su marido. La envió al hospital durante 10 días y estuvo al borde de la muerte. Un par de costillas rotas, esguince cervical, fracturas de cráneo, dedos y nariz, la hicieron poner punto final al tormento. Con ello, concibió la idea de apoyar a las mujeres en su misma situación.

Abogada de profesión, hace cuatro años fundó Caroline Athennas, asociación de ayuda a mujeres golpeadas, madres solteras y mujeres indígenas, lo mismo que menores y personas de la tercera edad que padecen violencia familiar. Delito que suma al menos 625 mil 852 reportes en México de enero de 2015 a diciembre de 2018, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), es decir, 428.37 casos por día.

A Fabiola Zamora y sus hijos la violencia familiar los alcanzó tras la muerte de su esposo. Vivía en casa de su suegro Magdaleno Rosas, en Puebla, quien la acosaba sexualmente. Su suegra, comenta, "decía que yo tenía que ser su segunda mujer". A veces recibía hasta 10 llamadas suyas por día. Al no acceder, Rosas empezó a cobrarle renta, la cual no podía pagar, puesto que su trabajo en una cocina económica sólo le permitía mantener a sus hijos.

El artículo 343 bis del Código Penal Federal indica que "por violencia familiar se considera el uso de la fuerza física o moral, así...

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