VIGÍA DE BOLSILLO / Al diablo las instituciones

AutorSofía Orozco

Hace unos días, una senadora de MC presumía en redes sociales como un logro en su vida haber "vencido" a Pedro Kumamoto en las elecciones pasadas, como si de luchitas o canicas se tratara. Sin esa visión esperada en el servidor público con vocación, sin gesto del político conciliador, del ser humano interesado en el conflicto y sus soluciones, sin ese: quiero trabajar por mis ideales, para el pueblo, o para cambiar al mundo. Así, ganar por ganar; con esa suficiencia que da el hecho de que obtener un puesto de elección popular implique ser más querido, más inteligente, más votado, más "fregón", o simplemente, salirse con la suya.

No quisiera pensar que ese es el sello de la casa, pero veamos qué ha pasado estos últimos días en que, con golpe y porrazo, se dio por extinto el Instituto Jalisciense de las Mujeres, y en el que brotaron improperios y formas no dignas de una discusión entre personas pensantes y bien actuantes.

Como parte de la Cuarta Transformación, ¡que diga! de la Refundación, nuestro Gobernador decidió crear la Secretaría de Igualdad Sustantiva entre Mujeres y Hombres, y dar por extinguido el Instituto Jalisciense de las Mujeres, un OPD que apareció en escena apenas hace pocos años, y que cambió el semblante de lo público en nuestro Estado: aceptar y reconocer que las mujeres requerían de políticas públicas específicas para medio sanear años de discriminación, violencia, pobreza, desigualdad y demás agravios históricos.

Es cierto que este organismo, como muchos otros, quedó insuficiente ante el enorme reto que se tenía a cuestas; es cierto que como muchas otras instituciones, cubrir la nómina, el teléfono y la luz, acababa con el escaso presupuesto; es cierto que no todas las mujeres que buscaron ayuda la encontraron. Seguramente, como cualquier otro organismo en nuestro país, era mejorable y perfectible, no necesariamente esfumable.

Nuestro Gobernador dice que eso fue lo que prometió en campaña y que nada más está cumpliendo con su dicho. En el discurso, su Secretaría de Igualdad Sustantiva "eleva" de nivel al Instituto y todo será "mejor", "más bonito" y más transversal.

Pongamos que todo esto sea así, y que exista una intención loable de atender a toda persona, independientemente de su condición social, económica, étnica, o preferencia sexual; combatir la desigualdad, y abogar por los derechos humanos, sin olvidar a las mujeres, esa...

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