Venta de ropa de paca se muda a casas particulares

CIUDAD DE MÉXICO, enero 24 (EL UNIVERSAL).- A un año de que la Secretaría de Gobierno de la Ciudad de México desplegara un operativo en las inmediaciones de la estación del metro Pino Suárez, con la intención de recuperar un espacio público que ocupaban comerciantes, principalmente de ropa ?americana?, la venta de ropa de paca continúa en domicilios particulares aledaños a la zona, a unas cuadras de donde se ubicara uno de los mercados de pulgas más grande de la Ciudad.

En aquella ocasión la mercancía decomisada, aproximadamente 240 toneladas, fue entregada al Sistema de Administración Tributaria (SAT), debido a que los comerciantes no acreditaron la propiedad legal de ésta.

Sin embargo, estas personas buscaron nuevos espacios para vender la ropa de paca. En el puente de acceso a la Plaza Comercial Pino Suarez, del lado de la calle Cerrada Fray Servando, personas preguntan a los peatones que transitan por la escalera: ?¿Van a la ropa de paca??, los mismos brindan servicio de bicitaxi para llegar a los sitios, por un de 10 pesos por persona.

En el número 61 de Calzada La Viga, Col. Esperanza, en la delegación Cuauhtémoc, hay un zaguán blanco. Para acceder sólo hay que tocar el timbre. En la planta baja del edificio hay un amplio patio en forma de corredor y múltiples habitaciones al costado derecho constituyen el lugar de venta. Hay distintos puestos en el sitio.

La ropa de segunda mano se encuentra colgada o en montículos, de acuerdo al tipo de prenda: deportiva, casual, de vestir e invernal, entre otras, junto al calzado y los accesorios.

?De que andamos por acá ya tiene un rato? como desde marzo o abril, pero también estamos distribuidos en varias partes y abrimos de lunes a domingo? apuntó uno de los comerciantes que atiende el lugar.

Al final del corredor hay una escalera que sube al siguiente nivel. Otro piso. En los muros de las habitaciones y pasillos, cartulinas pegadas exhiben precios y reglas: ?30 y/o 40 la pieza?, ?en estas prendas no hay cambio ni devoluciones?, ?¡ropa dama y caballero, aproveche!?.

?De este lado la verdad no vendemos igual, pero gracias a Dios va saliendo para los gastos?, admitió un vendedor que organizaba ganchos mientras los clientes le regateaban.

El vendedor cuida el puesto, observa a la clientela y a su celular de vez en vez, mientras da precios de ropa según la habitación de donde ésta haya sido removida. Las prendas se pagan de acuerdo al puesto o el dueño, y los costos van de 20 pesos a 400 pesos.

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