Václav Havel: No hay varitas mágicas

AutorNilda Navarrete

PRAGA.- "Reparar los daños (ocasionados por 40 años de régimen totalitario comunista) y eliminar sus causas ha sido y es algo que no se puede hacer con una varita mágica. Todo ello requiere de un trabajo sistemático y dirigido", asegura en entrevista el presidente checo Václav Havel.

Desde que asumió la Presidencia, primero de Checoslovaquia (1990) y luego de la República Checa, tras la división del país en 1993, Havel se impuso la obligación de ser "un político diferente" y muchas veces se ha llamado a sí mismo "la conciencia de la sociedad".

Quizá porque él mismo sufrió en carne propia las injusticias del régimen comunista que imperó en Checoslovaquia durante 48 años, Havel, en su condición de ex disidente y dramaturgo, explica con su voz gangosa y cortada por la falta de un pulmón que le fue extirpado en diciembre de 1996:

"Después de la caída del comunismo, tanto nuestro país como todos sus ciudadanos nos encontramos frente a cambios que muchos no habíamos sido capaces ni siquiera de imaginar. Cuatro decenios de totalitarismo fueron para nosotros no sólo una enseñanza pagada muy cara, sino también un compromiso para que insistamos en los derechos humanos en cualquier parte del mundo".

En su opinión, "el llamado ajuste con el pasado se realiza en las más variadas esferas de la sociedad" y aclara: cuando se trate de un crimen concreto "debe ser sancionado porque el mal debe ser llamado por su nombre, igual que la injusticia y la crueldad".

Havel, quien nació rico en la Checoslovaquia precomunista y aún lo es en la actualidad, podría irse a vivir con su esposa y sus tres perros, pero todos saben que sin su poder moral hasta ahora los políticos de la reciente democracia se hubieran quedado perdidos.

Y admite: "Junto con el comunismo se derrumbó también una estructura de ciertos valores vitales. Terminó el tiempo de las seguridades, pequeñas pero no obstante seguridades, que de repente fueron cambiadas por la libertad. Con esta libertad, por supuesto, llegó también una etapa que requería la responsabilidad individual.

"Creo firmemente en que la nueva generación que creció después de la caída del comunismo no está contagiada por el síndrome del poscomunismo y anhelo el día en que tome en sus manos la administración de los asuntos públicos".

La Revolución de Terciopelo

En realidad, como en todos los países poscomunistas en transición, la República Checa inició desde el primer momento el ajuste de cuentas con el pasado. La llamada Revolución de...

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