Urgen impulsar robótica

AutorAdán Tamariz, Ana Cristina Vargas y Tania Romero

Con un total de siete preseas, México es el país que más medallas de oro ha conseguido en la competencia mundial de robótica RobotChallenge, una de las más importantes a nivel internacional.

En 2015 y 2016, los equipos del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y del Instituto Tecnológico Superior de Poza Rica (ITSPR) pusieron en la punta del medallero al País, por encima de Italia, Alemania, Arabia Saudí, Rusia y China, entre otros.

Pese a dichos resultados, los participantes no ven a México como una potencia en el sector, pues, advierten, hace falta tecnología.

"Vimos cómo otros países que tienen un mayor impacto tecnológico llevaban productos que en México tardan todavía uno o dos años más en llegar", señala Ángel Antonio de la Cruz, campeón en la categoría de Carrera de Humanoides de RobotChallenge 2016 y estudiante del ITSPR.

"Lo que nos hizo ganar fue la dedicación, esfuerzo y trabajo que le invertimos a nuestros prototipos, ya que necesitamos alrededor de seis meses para preparar robots competentes que realmente puedan dar batalla".

Juan José Muñoz César, quien desde hace 10 años tiene a su cargo el taller de robótica de la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (ESIME) del IPN, recuerda que en una competencia en Seattle, un alumno estadounidense exhibía en su mesa equipo de alta calidad, como un sistema de control numérico y una máquina instaladora. Además, usaba una pila para cada combate.

"Siempre había gente a su alrededor, queriendo saber más de su robot", recalca el profesor del departamento de Control y Automatización de la ESIME Zacatenco.

Los estudiantes del IPN, mientras tanto, llevaban equipo más precario, sólo contaban con una pila y a su mesa nadie se acercaba. Pese a ello, ganaron.

"Si quieres competir, necesitas dinero", advierte el ingeniero.

Sin embargo, acota, los politécnicos han sabido compensar la falta de recursos con su talento.

"Somos la única escuela que ha obtenido el segundo lugar en la competencia de sumo en Japón. Ellos, siendo la capital mundial de la robótica, quedaron en primer lugar", destaca Muñoz César.

Asistir a dicha competencia no es fácil, pues se debe haber ganado previamente torneos regionales y participar con un robot sumo, de 3 kilos, para cuya construcción se requiere una inversión aproximada de 60 mil pesos.

Los robots más baratos, explica el profesor, que son para la categoría de minisumo y que pesan 500 gramos, cuestan alrededor de 10 mil pesos.

"Muchos jóvenes están teniendo buenos resultados, con bricolaje, es decir, buscan materiales de dispositivos que ya no usa la gente. Así reducen mucho el precio, pero no hemos logrado hacer uno de nivel de competencia mundial con cosas de desperdicio", precisa.

En general, los equipos representativos del IPN reciben fondos de la institución; sin embargo, apunta Muñoz César, los recursos han disminuido considerablemente.

"Nos pagaban los viajes, si bien muchas cosas las consiguen los propios estudiantes, pero últimamente nos han limitado mucho, nos dicen que no hay dinero", declara.

"De la administración en turno depende que nos dé apoyo el IPN. Antes, el taller tenía mucho apoyo, pero ahora es más complicado. Este año el equipo de Zacatenco no ha tenido ningún viaje al extranjero que haya sido apoyado por IPN".

TOCAN PUERTAS

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