Uber: Taxis al estilo Ashton Kutcher

AutorSalvador Cisneros

Ashton Kutcher quiere que todos tengan un chofer privado y se transporten como si fueran estrellas de Hollywood.

El actor está siguiendo los pasos de su personaje Walden Schmidt, quien es un magnate de la tecnología en Two And a Half Men, y una de las aplicaciones en las que ha invertido es Uber, misma que ya está disponible en la Ciudad de México.

El éxito de esta app de transportación, que tiene como eslogan "el chofer privado de todos", se basa en que con sólo apretar un botón desde tu smartphone, ésta te localiza mediante GPS y te manda a un chofer por ti; mientras esperas, puedes ver mediante el mapa de tu celular qué tan cerca está.

Además, te muestra la información del conductor (foto, nombre, teléfono y número de placas del auto) para tener más seguridad. Al final del trayecto, el pago es automatizado: se carga a la tarjeta registrada en el perfil y el recibo es enviado a tu correo.

Uber, creado en 2009 por Garrett Camp y Travis Kalanick en San Francisco, California, está disponible en 37 ciudades de Estados Unidos y se ha expandido a 31 metrópolis de países en Europa y América, incluyendo la Ciudad de México desde mediados del año pasado.

Entonces, nos dimos a la tarea de experimentar esta app que pertenece a A-Grade, empresa inversora de tecnología que tiene Kutcher en conjunto con sus socios Guy Oseary (mánager de Madonna) y Ron Burkle, que ahora está valuada en 100 millones de dólares.

LA UBER EXPERIENCIA

Miércoles por la mañana afuera de las oficinas de Warner Music, ubicada en Leibnitz 32.

Abro Uber y en la pantalla aparece mi ubicación en el mapa y puedo ver cuántos autos negros están disponibles a la redonda.

Al apretar el botón, la app calcula que en 8 minutos el conductor pasará por mí. Llega puntual. Me reconoce gracias a la fotografía de mi perfil de Uber.

Al entrar al Passat color negro -que bien pudo haber sido un Lincoln, Audi, Mercedes-Benz, Cadillac o BMW que exige Uber-, el chofer se presenta y me ofrece una botella de agua de cortesía.

Él se llama Marco Antonio y viste una camisa blanca y corbata. Pregunta amablemente por el destino.

Le digo que al periódico Reforma, no hace falta que le diga la dirección, conoce su ubicación.

Después de hablar del clima y del tráfico, me cuenta que lleva sólo una semana trabajando en Uber y que está a gusto. Decidió dejar de conducir un taxi porque un amigo le dijo que éste es mejor negocio.

Entre semana, confiesa, el número de trayectos que hace es menor...

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