Trump en la ONU

AutorOlga Pellicer

Este año, el contexto carece de noticias atractivas. Con excepción del Pacto Mundial sobre Migración que se ha venido trabajando y será presentado el mes entrante en Marruecos, no están sobre la mesa documentos nuevos que capturen la imaginación. Las reformas caminan lentamente y el escepticismo ante la reforma imposible del Consejo de Seguridad disminuye las expectativas sobre su posible contribución a la solución de los temas difíciles que se encuentran en su agenda, como es el caso de Siria.

Ahora bien, lo que realmente paraliza el entusiasmo por Naciones Unidas es el grado en que las iniciativas individuales, contrarias a cualquier anhelo de acción concertada bajo los auspicios de la ONU, dominan el comportamiento de algunos países poderosos. El caso más destacado y preocupante es el de Estados Unidos bajo la presidencia de Donald Trump.

El presidente más inesperado que haya tenido ese país ha derrumbado sistemáticamente las causas y los ideales enarbolados por las Naciones Unidas: abandonó el Acuerdo de París sobre cambio climático, no ha participado en los trabajos para el Protocolo Mundial sobre Migración, se ha salido de la UNESCO, se niega a participar en el Consejo de Derechos Humanos, ha condenado los trabajos de la Corte Penal Internacional, ha suspendido las contribuciones de Estados Unidos a programas auspiciados por la ONU en regiones particularmente necesitadas como Palestina. La lista puede ser más larga; parte de su profunda convicción sobre el comportamiento más deseable a seguir en la política internacional, el cual tiene consternados a numerosos observadores. La siguiente frase de su discurso ilustra bien sus puntos de vista respecto a Naciones Unidas: "Nunca someteremos la soberanía de Estados Unidos a una burocracia global, que no ha sido elegida y no rinde cuentas. América se gobierna por sus ciudadanos. Rechazamos la ideología del globalismo y abrazamos la doctrina del patriotismo".

Esa y otras afirmaciones permiten sostener que el discurso de Trump en la 73 Asamblea General quedará en los anales de los documentos más perniciosos para los fines que persigue Naciones Unidas: la acción concertada para promover la paz y la solución de problemas globales, algunos que han venido adquiriendo fuerza en los últimos tiempos, como el cambio climático. Elementos centrales de su mensaje fueron la exaltación del nacionalismo y la defensa de la soberanía. A nombre de ello defendió con vigor la guerra comercial que conduce contra...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR