La transparencia como un paso insuficiente hacia la rendición de cuentas en méxico

AutorGustavo López Montiel
Páginas136-144

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Introducción

El 11 de junio de 2006 se cumplieron cuatro años desde que la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública (LFTAIP) fue promulgada. Desde entonces, ha habido una vorágine no únicamente de leyes de transparencia a nivel estatal, sino también de mesas de discusión, cursos, artículos periodísticos, uno que otro libro, etc., sobre el tema. En los discursos de los políticos, los periodistas, los académicos, los órganos de gobierno, los candidatos, etc., el tema ha tomado un lugar preponderante, pero poco crítico sobre lo que ser transparente implica y si es suficiente para los problemas que enfrentamos en la consolidación democrática. Más aún, todos podemos ver una parte importante de los procesos de la función pública, pero ¿es suficiente con lo que tenemos hasta ahora?

De la misma forma, y a partir de la entrada del tema de la transparencia a la agenda pública, ha habido una intensa discusión sobre la ampliación de ésta a otras áreas de acción como los sindicatos, los partidos políticos, las organizaciones no gubernamentales, los medios de comunicación, etc. Sin embargo también ha faltado un entendimiento más consistente sobre la forma en que la transparencia añade calidad a la vida democrática, cómo lo hace y qué otro tipo de instituciones deben ser implementadas junto con las políticas de transparencia para que éstas sean efectivas. Mientras que el discurso nos ha llevado a exigir mayor apertura en diversas áreas de acción pública, la calidad y la efectiva acción de transparencia y rendición no se ha discutido de la misma manera y consistencia.

Para que exista transparencia no es suficiente con lo que hasta ahora hemos realizado. Si bien hemos tenido logros importantes como país al lograr tener más información sobre una buena parte de los asuntos públicos, aún no hay mecanismos eficientes que permitan hacer algo con la información que recibimos de los llamados entes públicos.

Transparencia y democracia

En este sentido y después del proceso de transición política que se ha desarrollado en México durante los años recientes, los actores políticos y sociales han adoptado un discurso en el que la transparencia y la rendición de cuentas son elementos fundamentales que mejoran la calidad de la incipientePage 137democracia mexicana. Si las cosas son transparentes, entonces nos podremos preocupar menos de lo que nos preocupamos ahora sobre temas como legitimidad, buen gobierno y corrupción. Pero, ¿es esa relación automática? ¿La transparencia por si misma puede crear un mejor gobierno, menos corrupción y, también, mejor democracia?

Estas creencias sobre la necesidad de un mayor conocimiento de las acciones del gobierno, así como de necesidad de mayor legitimidad, fueron elementos determinantes para la aprobación de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental (LFTAIPG), impulsada por el llamado grupo Oaxaca en la legislatura federal que vio acción de 2000 a 2003, y la operación y consolidación del Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI), que han facilitado la obtención de información para los ciudadanos, incluso de aquella que por diversas razones el gobierno no está dispuesto a dar, rompiendo incluso trabas que aducían a razones legales para no abrir la información requerida.

Esto creó un efecto dominó que se reflejó en una inusitada fiebre por la transparencia que ha generado hasta ahora 28 leyes en igual número de entidades. Muchas de esas leyes con alcances muy variados y entendimientos diversos sobre la transparencia y su utilidad pública, así como experiencias distintas sobre los órganos que aseguran dicha transparencia. Paradójicamente en Oaxaca no hay una ley de este tipo, estado cuyos legisladores federales impulsaron la ley federal.

El derecho de las personas a conocer la información pública complementa otros derechos como el de libre pensamiento y el de libre expresión, pues nos permite saber qué hace el gobierno, cómo lo hace, cuánto cuesta, cómo se establecen las metas y si éstas se alcanzan de acuerdo a lo prometido. Saber esto no es fortuito, pues implica la posibilidad de tomar mejores decisiones en nuestros diversos ámbitos de acción, esa es la relevancia de la transparencia.

Sin embargo, el discurso sobre la transparencia nos hace pensar que los actores políticos y sociales han tomado como un hecho que ésta resuelve parte de los problemas asociados con la responsabilidad política y que es además un paliativo para la corrupción. Con ello, no se ha dado una reflexión más profunda sobre los problemas conectados a la implementación de políticas de transparencia...

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